El hombre que superó todas las adversidades
Madrid - Y en su tercer intento, arrasó. Mariano Rajoy fue consagrado ayer primer ministro de España, al obtener la victoria conservadora más amplia de la historia democrática de este país; una brecha que se explica, sobre todo, por la caída estrepitosa del PSOE. Con el 99,5% de los votos computados, la aguda y compleja crisis económica demostró ser demoledora para los socialistas, que quedaron agobiados, sin discurso, sin liderazgo y con sólo el 28,7% de los apoyos, frente al 44,6% del ganador.
Rajoy procuró extender anoche un mensaje cálido a los desempleados y a los que han perdido prestaciones sociales en los últimos años. «Mis enemigos son el paro y la crisis», dijo en un discurso solemne en la sede central del Partido Popular, donde se respiraba un clima de mesurada alegría. El dirigente conservador reforzó el discurso nacionalista: «España es una gran nación que no debe embarcarse en rencillas menores», esbozó en una crítica elíptica a José Luis Rodríguez Zapatero. «No va a haber milagros, no los hemos prometido», advirtió para atajar demandas.
Urgido por tejer puentes para afrontar la crisis, el futuro premier recibió llamados de felicitación de Nicolas Sarkozy y David Cameron. El francés le envió una carta encabezada con un «Querido Mariano, señor Presidente». Con ambos, como con Angela Merkel, comparte un mismo segmento ideológico. Otras comunicaciones llegaron desde Latinoamérica (ver aparte).
El Partido Popular (PP) vuelve a La Moncloa tras ser derrotado por el socialista Rodríguez Zapatero en 2004 y 2008. Al cierre de esta edición, con 186 escaños, superaba holgadamente la mayoría absoluta requerida para un Congreso de los Diputados de 350 miembros, y obtenía 136 de los 208 asientos del menos relevante Senado. Es decir, los recortes por venir, que abarcarán una amplia gama de presupuestos, según lo sugerido por el electo mandatario y lo exigido por la Unión Europea, no requerirán negociaciones con las fuerzas regionalistas de centroderecha catalana y vasca.
El descrédito en el que cayó el Gobierno de Zapatero dejó sin herramientas al candidato socialista y exministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y llevó al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) a su peor resultado de la recuperada democracia. Quedaba anoche en 110 bancas, 8 menos que en 1977, y a las puertas de una crisis interna. El postulante derrotado, en un breve discurso, reclamó un congreso de su fuerza política para barajar y dar de nuevo.
La debacle socialista se tradujo también en un marcado ascenso de Izquierda Unida, que rompió una tendencia de 15 años y sumó 11 diputados (6,9%). También creció la centrista Unión Progreso y Democracia (3 diputados, 4,7%) y, en un dato de alto impacto, el partido Amaiur, que incluye a los independentistas radicales vascos, cosechó 6 diputados para un parlamento que, para esa fuerza, pertenece a otro Estado. Otro síntoma del desánimo socialista quedó registrado en una baja de dos puntos de la participación electoral con respecto a 2008, hasta el 71,8% del padrón.
Las abrumadoras malas noticias económicas que vienen recibiendo a diario los españoles contenían anoche los festejos en la sede del PP, ubicada en la calle Génova, barrio madrileño de Chamberí. Varios miles de personas se congregaron desde las 20, en una agradable noche de otoño, tras un día de lluvias intermitentes. «El que no bota (salta), socialista es» y «Tú sí que vales» fueron los cánticos más entonados cuando el candidato ganador salió al balcón junto a Elvira Fernández, «Viri», su esposa, a quien besó en la boca, en un gesto poco habitual para la política española en general, y pepera en particular.
Como pauta de la marea azul y el declive rojo en el mapa español, las únicas provincias en las que ganaba Pérez Rubalcaba eran Barcelona (Cataluña) y Sevilla (Andalucía), ambos bastiones históricos socialistas. En Cataluña, además de la tradición de izquierda, el voto de centroderecha se divide entre una fuerza catalanista, Convergencia y Unión (16 diputados, el 4,2% de los votos), y el PP.
Cuando asuma, hacia el 20 de diciembre próximo (si no se acelera la transición), Rajoy se encontrará con un pacto ya sellado con la UE para reducir el déficit al 4,4% en 2012, bajo el supuesto de que este año se llegará al 6%. El recorte mencionado por Rajoy para el año próximo fija un piso de 17.000 millones de euros. En un contexto de acelerado encarecimiento de la deuda española, en 2012 vencerán 300.000 millones de euros en obligaciones privadas y 120.000 millones en estatales.
El PBI se presenta estancado y un número escalofriante explica la magra performance del PSOE: 5 millones de desocupados, casi el 22% de la fuerza laboral. El Estado paga hoy 2,7 millones de subsidios a desempleados. Lo alarmante para muchas familias es que el seguro del «paro», que se paga 4 meses por año trabajado, tiene un techo máximo de dos años. A ello se suma que hay 180 desalojos por día, según el cómputo de las asociaciones de «víctimas de la hipoteca», y que los sueldos vienen en tobogán.
Las calles de Madrid dieron la última semana una muestra de lo que se viene. El jueves, muchas universidades tuvieron una jornada de «encierre», y el mismo día por la noche, la puerta de Alcalá vio desfilar a miles de estudiantes y docentes. El viernes, unos 1.500 antifascistas marcharon por el Paseo de los Recoletos, y a la medianoche, los indignados ocuparon la plaza de la Puerta del Sol.
Otro grupo, de la Asamblea de Arganzuela, hacía una parodia el viernes por la noche frente al Banco de España (Central) en contra de los banqueros, «los que gobiernan España». La contadora Marisol García, mientras repartía volantes, anticipaba ante Ámbito Financiero protestas en continuado contra Rajoy, «que es lo mismo que Zapatero».
Madrid - Y en su tercer intento, arrasó. Mariano Rajoy fue consagrado ayer primer ministro de España, al obtener la victoria conservadora más amplia de la historia democrática de este país; una brecha que se explica, sobre todo, por la caída estrepitosa del PSOE. Con el 99,5% de los votos computados, la aguda y compleja crisis económica demostró ser demoledora para los socialistas, que quedaron agobiados, sin discurso, sin liderazgo y con sólo el 28,7% de los apoyos, frente al 44,6% del ganador.
Rajoy procuró extender anoche un mensaje cálido a los desempleados y a los que han perdido prestaciones sociales en los últimos años. «Mis enemigos son el paro y la crisis», dijo en un discurso solemne en la sede central del Partido Popular, donde se respiraba un clima de mesurada alegría. El dirigente conservador reforzó el discurso nacionalista: «España es una gran nación que no debe embarcarse en rencillas menores», esbozó en una crítica elíptica a José Luis Rodríguez Zapatero. «No va a haber milagros, no los hemos prometido», advirtió para atajar demandas.
Urgido por tejer puentes para afrontar la crisis, el futuro premier recibió llamados de felicitación de Nicolas Sarkozy y David Cameron. El francés le envió una carta encabezada con un «Querido Mariano, señor Presidente». Con ambos, como con Angela Merkel, comparte un mismo segmento ideológico. Otras comunicaciones llegaron desde Latinoamérica (ver aparte).
El Partido Popular (PP) vuelve a La Moncloa tras ser derrotado por el socialista Rodríguez Zapatero en 2004 y 2008. Al cierre de esta edición, con 186 escaños, superaba holgadamente la mayoría absoluta requerida para un Congreso de los Diputados de 350 miembros, y obtenía 136 de los 208 asientos del menos relevante Senado. Es decir, los recortes por venir, que abarcarán una amplia gama de presupuestos, según lo sugerido por el electo mandatario y lo exigido por la Unión Europea, no requerirán negociaciones con las fuerzas regionalistas de centroderecha catalana y vasca.
El descrédito en el que cayó el Gobierno de Zapatero dejó sin herramientas al candidato socialista y exministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y llevó al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) a su peor resultado de la recuperada democracia. Quedaba anoche en 110 bancas, 8 menos que en 1977, y a las puertas de una crisis interna. El postulante derrotado, en un breve discurso, reclamó un congreso de su fuerza política para barajar y dar de nuevo.
La debacle socialista se tradujo también en un marcado ascenso de Izquierda Unida, que rompió una tendencia de 15 años y sumó 11 diputados (6,9%). También creció la centrista Unión Progreso y Democracia (3 diputados, 4,7%) y, en un dato de alto impacto, el partido Amaiur, que incluye a los independentistas radicales vascos, cosechó 6 diputados para un parlamento que, para esa fuerza, pertenece a otro Estado. Otro síntoma del desánimo socialista quedó registrado en una baja de dos puntos de la participación electoral con respecto a 2008, hasta el 71,8% del padrón.
Las abrumadoras malas noticias económicas que vienen recibiendo a diario los españoles contenían anoche los festejos en la sede del PP, ubicada en la calle Génova, barrio madrileño de Chamberí. Varios miles de personas se congregaron desde las 20, en una agradable noche de otoño, tras un día de lluvias intermitentes. «El que no bota (salta), socialista es» y «Tú sí que vales» fueron los cánticos más entonados cuando el candidato ganador salió al balcón junto a Elvira Fernández, «Viri», su esposa, a quien besó en la boca, en un gesto poco habitual para la política española en general, y pepera en particular.
Como pauta de la marea azul y el declive rojo en el mapa español, las únicas provincias en las que ganaba Pérez Rubalcaba eran Barcelona (Cataluña) y Sevilla (Andalucía), ambos bastiones históricos socialistas. En Cataluña, además de la tradición de izquierda, el voto de centroderecha se divide entre una fuerza catalanista, Convergencia y Unión (16 diputados, el 4,2% de los votos), y el PP.
Cuando asuma, hacia el 20 de diciembre próximo (si no se acelera la transición), Rajoy se encontrará con un pacto ya sellado con la UE para reducir el déficit al 4,4% en 2012, bajo el supuesto de que este año se llegará al 6%. El recorte mencionado por Rajoy para el año próximo fija un piso de 17.000 millones de euros. En un contexto de acelerado encarecimiento de la deuda española, en 2012 vencerán 300.000 millones de euros en obligaciones privadas y 120.000 millones en estatales.
El PBI se presenta estancado y un número escalofriante explica la magra performance del PSOE: 5 millones de desocupados, casi el 22% de la fuerza laboral. El Estado paga hoy 2,7 millones de subsidios a desempleados. Lo alarmante para muchas familias es que el seguro del «paro», que se paga 4 meses por año trabajado, tiene un techo máximo de dos años. A ello se suma que hay 180 desalojos por día, según el cómputo de las asociaciones de «víctimas de la hipoteca», y que los sueldos vienen en tobogán.
Las calles de Madrid dieron la última semana una muestra de lo que se viene. El jueves, muchas universidades tuvieron una jornada de «encierre», y el mismo día por la noche, la puerta de Alcalá vio desfilar a miles de estudiantes y docentes. El viernes, unos 1.500 antifascistas marcharon por el Paseo de los Recoletos, y a la medianoche, los indignados ocuparon la plaza de la Puerta del Sol.
Otro grupo, de la Asamblea de Arganzuela, hacía una parodia el viernes por la noche frente al Banco de España (Central) en contra de los banqueros, «los que gobiernan España». La contadora Marisol García, mientras repartía volantes, anticipaba ante Ámbito Financiero protestas en continuado contra Rajoy, «que es lo mismo que Zapatero».
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