Madrid (enviado especial) - Dos actores fundamentales de la España de hoy se salen de las casillas para dar una respuesta a la contundente victoria de Mariano Rajoy: los mercados y la protesta social.
Para la urgente cuestión financiera, la función que se venía dando seguirá sin descanso alguno. El primer ministro electo ya anoche se comunicó con sus futuros pares europeos más importantes y todo indica que las declaraciones institucionales o medidas por venir serán consensuadas entre los gobiernos entrante y saliente.
Huelga decir que los mercados preferían a Rajoy tanto por sus ideas como por la necesidad de encontrar un Ejecutivo fuerte, aunque precisamente por ello, el gobernante electo tendrá más margen que José Luis Rodríguez Zapatero para decir lo que el mundo financiero no quiere escuchar.
En cuanto a la amplia gama de actores con vocación y necesidad de protesta (despedidos, «indignados», estudiantes, docentes), todos ellos ya habían asumido una victoria del partido conservador. No fueron los únicos que previeron el escenario. El propio Rajoy dejó claro que baraja recortes en todos los presupuestos menos en el de las jubilaciones, y que está dispuesto a resistir las demandas. Unos y otros se satanizaron lo suficiente, hace tiempo. Aunque sin mucho detalle sobre lo que va a hacer, Rajoy avisó. No traicionará.
Con un frente de tormenta complejo, la mayoría parlamentaria absoluta obtenida por el Partido Popular (PP) le permitirá a Rajoy tapar algunos agujeros que podrían haberle agravado el panorama. Acaso, el principal activo que representa esa mayoría para el futuro gobernante sea de cara a su propio sector político. «Con la mayoría contundente obtenida, nadie le va a poder imponer agenda ninguna. Una parte de su partido no comparte ni su discurso ni su estrategia, pero los resultados le quitan espacio a ese sector», evaluó ante Ámbito Financiero Antón Losada, docente de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela, la ciudad del mandatario electo. Losada se refiere al sector liderado por la jefa de Gobierno de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y al aznarismo más puro.
El analista tampoco prevé una relación de conflicto ni de reconciliación inmediata con los medios conservadores que tanto lo han criticado hace tres años y que tienen una incidencia crucial en la agenda del PP. «Quienes se dicen marianistas hoy después de declararse esperancistas muchos años no van a obtener recompensa por su giro. Con este escenario, sorprendería mucho que Rajoy haga algo a favor o en contra de algún grupo mediático».
En consecuencia, es probable que el primer ministro electo haya logrado evitar el escenario de quedar al mando del barco con muchos de los suyos desconociéndolo como capitán. Por el lado del PSOE, el descrédito en el que quedó y su piso electoral en 30 años le quitan chances de frenar iniciativas en el Congreso. Los socialistas necesitan tiempo para recuperar un discurso y reconciliarse con los suyos. «Encima, ahora éstos se van a volver los más izquierdistas de los izquierdistas», pronosticó ante este enviado uno de los tantos españoles consultados que expresó su decepción y bronca con José Luis Rodríguez Zapatero.
Ya desde hoy crecerá el debate interno dentro del PSOE. Hace rato se anotó para esa disputa Carme Chacón, una joven catalana que en la primavera zapaterista logró alto impacto cuando, designada ministra de Defensa, pasó revista a las tropas con un embarazo avanzado. Respetado en el partido y en sectores centristas, resulta complejo imaginar un futuro político promisorio para Alfredo Pérez Rubalcaba. Aunque como buen corredor, la paciencia para acelerar en el momento indicado es lo suyo. Se abren las apuestas.
Para la urgente cuestión financiera, la función que se venía dando seguirá sin descanso alguno. El primer ministro electo ya anoche se comunicó con sus futuros pares europeos más importantes y todo indica que las declaraciones institucionales o medidas por venir serán consensuadas entre los gobiernos entrante y saliente.
Huelga decir que los mercados preferían a Rajoy tanto por sus ideas como por la necesidad de encontrar un Ejecutivo fuerte, aunque precisamente por ello, el gobernante electo tendrá más margen que José Luis Rodríguez Zapatero para decir lo que el mundo financiero no quiere escuchar.
En cuanto a la amplia gama de actores con vocación y necesidad de protesta (despedidos, «indignados», estudiantes, docentes), todos ellos ya habían asumido una victoria del partido conservador. No fueron los únicos que previeron el escenario. El propio Rajoy dejó claro que baraja recortes en todos los presupuestos menos en el de las jubilaciones, y que está dispuesto a resistir las demandas. Unos y otros se satanizaron lo suficiente, hace tiempo. Aunque sin mucho detalle sobre lo que va a hacer, Rajoy avisó. No traicionará.
Con un frente de tormenta complejo, la mayoría parlamentaria absoluta obtenida por el Partido Popular (PP) le permitirá a Rajoy tapar algunos agujeros que podrían haberle agravado el panorama. Acaso, el principal activo que representa esa mayoría para el futuro gobernante sea de cara a su propio sector político. «Con la mayoría contundente obtenida, nadie le va a poder imponer agenda ninguna. Una parte de su partido no comparte ni su discurso ni su estrategia, pero los resultados le quitan espacio a ese sector», evaluó ante Ámbito Financiero Antón Losada, docente de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela, la ciudad del mandatario electo. Losada se refiere al sector liderado por la jefa de Gobierno de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y al aznarismo más puro.
El analista tampoco prevé una relación de conflicto ni de reconciliación inmediata con los medios conservadores que tanto lo han criticado hace tres años y que tienen una incidencia crucial en la agenda del PP. «Quienes se dicen marianistas hoy después de declararse esperancistas muchos años no van a obtener recompensa por su giro. Con este escenario, sorprendería mucho que Rajoy haga algo a favor o en contra de algún grupo mediático».
En consecuencia, es probable que el primer ministro electo haya logrado evitar el escenario de quedar al mando del barco con muchos de los suyos desconociéndolo como capitán. Por el lado del PSOE, el descrédito en el que quedó y su piso electoral en 30 años le quitan chances de frenar iniciativas en el Congreso. Los socialistas necesitan tiempo para recuperar un discurso y reconciliarse con los suyos. «Encima, ahora éstos se van a volver los más izquierdistas de los izquierdistas», pronosticó ante este enviado uno de los tantos españoles consultados que expresó su decepción y bronca con José Luis Rodríguez Zapatero.
Ya desde hoy crecerá el debate interno dentro del PSOE. Hace rato se anotó para esa disputa Carme Chacón, una joven catalana que en la primavera zapaterista logró alto impacto cuando, designada ministra de Defensa, pasó revista a las tropas con un embarazo avanzado. Respetado en el partido y en sectores centristas, resulta complejo imaginar un futuro político promisorio para Alfredo Pérez Rubalcaba. Aunque como buen corredor, la paciencia para acelerar en el momento indicado es lo suyo. Se abren las apuestas.
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