El despliegue de Mauricio Macri encontró en el Papa a su objetivo más elusivo By Sebastián Lacunza @sebalacunza Veintidós minutos, escasas palabras y máxima frialdad. Para un país laico, una visita breve y circunspecta no debería causar escozor, pero la política mueve resortes menos simplistas. El marco del encuentro entre el papa Francisco y el presidente Mauricio Macri resultó insoslayable hasta para quienes se esfuerzan en disimular la marcada d istancia entre ambo s jefes de Estado. Jorge Bergoglio, el sacerdote del gesto adusto p ermanente como jefe de la Iglesia de Buenos Aires y, luego, el obispo de Roma cálido, jovial y chistoso, es un experto en medir el valor de una sonrisa fotografiada. Ayer, apenas hubo un instante para medio rostro distendido al momento de saludar a Juliana Awada, la pareja del Presidente. La recepción a la primera dama, con la que el Presidente no está casado por Iglesia, fue la única “concesión” del protocolo, remarcaba ayer ante el Herald un
Notas de Sebastián Lacunza en medios de Argentina y otros países