Keiko Fujimori y Ollanta Humala, protagonistas de la segunda vuelta del domingo en Perú. Son los últimos candidatos que hubiesen preferido el votante moderado o los mercados financieros, pero uno se convertirá en presidente. |
Su esfuerzo de campaña, especialmente de cara al balotaje, estuvo orientado a despegarse de la corrupción y las violaciones a los derechos humanos del ciclo 1990-2000, que le valieron al exmandatario penas por 25 años por crímenes de lesa humanidad, y de 6 y 7 años por negociados.
Sobre Ollanta Humala se publican múltiples denuncias en boca de testigos de todo calibre. Cuesta separar la paja del trigo. Aun en la opción de mínima, referentes de derechos humanos razonan que, siendo capitán, tuvo actuación relevante en la base de Madre Mía, desde 1992, ubicada a las puertas de la Amazonia peruana, en plena guerra sucia contra Sendero Luminoso, y tras ello siguió avanzando en la carrera militar.
Keiko apenas tenía 19 años cuando comenzó a ocupar el rol de primera dama, tras el divorcio de sus padres. Ha reiterado que los «errores» de entonces son una lección aprendida. Los pecados la tocan en forma personal en el hecho de que sus estudios en Boston fueron financiados con fondos de Inteligencia, según declararon Vladimiro Montesinos y otros testigos, además de algunas otras versiones no comprobadas sobre su responsabilidad en manejos irregulares de instituciones caritativas. Por lo demás, su identificación con el régimen 1990-2000 se debe a que fue su principal defensora pública una vez que el exmandatario conservador abandonó la presidencia.
La socióloga y escritora Irma del Águila atiende a Ámbito Financiero en un bar de la calle Dasso. Enciende alertas: «No ha cambiado el entorno político del régimen de Alberto Fujimori. La gente dura, como Martha Chávez (expresidenta del Congreso y hoy congresista), Cuculiza (Luisa María, exministra de la Mujer y hoy congresista), Trelles (Jorge, exvocero de la candidata y exministro de Educación) están ahí haciendo campaña por Keiko; de hecho, no hay cuadros relevantes que puedan marcar cambios».
La postulante de Fuerza 2011 no se esforzó por ocultar los nexos con figuras emblemáticas del Gobierno de su padre. Sus candidatos a vicepresidentes (se eligen dos) están identificados con el fujimorismo desde diferentes ángulos. Jaime Yoshiyama fue ministro de Energía y ladero de Fujimori en el golpe de Estado de 1992, en tanto que Rafael Rey dejó el cargo como titular de Defensa de Alan García luego de que se hiciera público un plan para indultar al expresidente.Alejandro Aguinaga era viceministro de Salud durante la época de las esterilizaciones bajo engaño a centenares de miles de mujeres pobres, en un plan cuidadosamente premeditado y hoy es vocero de la candidata de 36 años.
Muchas de esas esterilizaciones dejaron a mujeres quechuas sin la posibilidad de tener hijos, amén de ocasionarles problemas de salud. La imposibilidad de la maternidad representa para algunas culturas andinas el fin de la vida social, por lo que muchas víctimas se encontraron con la mudanza a Lima y la prostitución como único destino.
Del Águila, quien se desempeñó como observadora de Derechos Humanos de la OEA en Haití y Colombia, recuerda que «Fujimori padre secuestró el Poder Judicial y copó el Tribunal Constitucional, al que ignoró después para lograr la re-reelección. Eso nos hace temer que pueda haber una salida de la cárcel de Fujimori. Se está hablando ya de recusar a los jueces y del hábeas corpus por cuestiones de salud».
Sobre Humala, la socióloga indica que «hubo denuncias frente a su intervención en Madre Mía, en plena zona de emergencia. Un juicio en 2006 se tornó muy enrevesado, con versiones de compra de testigos de uno y otro lado. Lo cierto es que en la zona de emergencia hubo claramente una guerra sucia, pero no hay evidencia concreta» contra el exmilitar.
El diario antihumalista Perú 21, del grupo El Comercio, ayer publicó un testimonio de una persona llamada Antonio Mori que admite haber sido narcotraficante y que afirma haber pagado cupos a Humala de los beneficios obtenidos por el comercio ilegal de estupefacientes, cuando el candidato de Gana Perú comandaba la base militar de Madre Mía
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