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Sebastián Lacunza
Editor-in-Chief
@sebalacunza
Manifiestos, declaraciones, actos públicos. Señales de alarma. Organismos y referentes del movimento de derechos humanos alzaron la guardia ante una altamente probable victoria del conservador Mauricio Macri en el ballottage presidencial que tendrá lugar en catorce días. Aunque no unánime ni bajo la misma forma, la sintonía es amplia y trasciende fronteras marcadas a fuego en los últimos años. Ciertas voces, sobre todo las más identificadas con el kirchnerismo, hicieron llamamientos explícitos a votar por Daniel Scioli, pese a la histórica desconfianza que le conceden. Otras, más distantes, se limitaron a reclamar al futuro presidente el compromiso con la continuidad de los juicios por los crímenes de lesa humanidad, y abrieron sospechas de que el líder de Cambiemos podría apelar a algún artilugio legal para frenar los procesos en marcha y liberar a militares condenados.
A cuatro décadas del inicio de la dictadura militar, la tarea por delante no es menor. Hacia marzo pasado, la estadística de la Procuraduría de Crímenes de Lesa Humanidad indicaba que, sobre 456 causas de violaciones a los derechos humanos, en 136 se había llegado a sentencia y el resto estaba en proceso. En ellas, 563 represores habían sido condenados; cincuenta, absueltos; y unos 1.100, procesados. Los juicios que atañen a la responsabilidad civil de los cómplices de la dictadura (empresarios, periodistas, jueces, sacerdotes o funcionarios) marchan en carreta, al fondo de la procesión, mientras todavía resta que cerca de trescientos hijos de desaparecidos recuperen su identidad.
En un movimiento tan amplio y diverso como es el de los derechos humanos en la Argentina, la orientación del voto para el 22 ofrece variantes. Militantes afines al Frente de Izquierda y los Trabajadores no ven mayores diferencias entre Scioli y Macri. Puntualizan que ambos candidatos conviven con fuerzas policiales y carcelarias que participan sistemáticamente en el delito y en la persecución de sectores sociales vulnerables, acusación que extienden, desde ya, al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Las piruetas del Poder Ejecutivo para sostener hasta junio pasado, al cabo de dos años, al mando del Ejército al general César Milani — acusado por la familia del soldado riojano Alberto Ledo de su desaparición — completan un cuadro en el que, para una visión de los partidos de izquierda dura, “Scioli y Macri son el ajuste y la represión”.
Pero hay más matices. Marcela Ledo, titular de Madres de Plaza de Mayo - La Rioja, acaba de firmar una solicitada en el diario El Independiente de su provincia junto a su hija Graciela y otros referentes de derechos humanos. El texto se titula “Macri es el candidato de Estados Unidos”. El último párrafo critica a dirigentes opositores y “los partidos de ‘izquierda’ pronorteamericanos, golpistas y funcionales al imperio, que proponen votar en blanco”.
Graciela Ledo prefiere no hacer un llamado a apoyar a Daniel Scioli, aunque aclara en diálogo con el Herald. “Vamos a luchar con la misma fuerza con Scioli o con Macri, pero con Macri se ve un panorama más oscuro en lo económico, lo social y los derechos humanos”.
“Macri no está dispuesto a hacer absolutamente nada de lo que ha hecho este gobierno, ha dicho que ‘se va a terminar el curro de los derechos humanos’”, refuerza la hija de la titular de Madres de Plaza de Mayo La Rioja.
Desde su casa en la capital provincial, Ledo aclara: “No adherimos a la figura de los grandes defensores de los derechos humanos que han hecho de los Kirchner. Ellos tienen una gran deuda con las organizaciones libres, que es haber tenido un genocida al frente del Ejército, y eso es un motivo más que suficiente de lucha. Pero acá hay dos posturas, y una se parece más a lo que queremos y esperamos”. “Aunque Scioli no sé si nos va a garantizar lo que queremos, Macri personifica a la derecha, y votar en blanco es favorecerlo", concluye la militante de derechos humanos, no sin antes advertir: “Nuestro futuro es la lucha”.
El registro de votaciones parlamentarias del partido de Macri no ofrece señales unívocas con respecto al proceso de memoria, verdad y justicia. En diálogo con este diario, referentes del macrismo, por lo general jóvenes, no abren resquicio alguno a la posibilidad de avanzar hacia la impunidad, en la línea de la candidata vicepresidencial Gabriela Michetti. En cuanto a los dirigentes de la UCR, partido integrante de la alianza Cambiemos, también rechazan con énfasis (salvo excepciones) un retroceso bajo algún eufemismo como “reconciliación” y “memoria completa”. Distinto es el caso de Elisa Carrió, la tercera pata de Cambiemos, quien esgrimió frases difusas y se lamentó de que autores de atrocidades de avanzada edad permanecieran en la cárcel, entre otras señales.
Si se extiende la mirada a aliados intelectuales, judiciales y mediáticos del PRO, las contradicciones aumentan. Algunos de ellos se manifestaron abiertamente a favor de una amnistía, mientras que al menos un fiscal que promueve 24/7 la victoria de Macri se opuso a la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad. En ese vecindario, son muchos más los sectores conservadores que intensificaron en años recientes la teoría de los “dos demonios”, que equipara los masivos crímenes del Estado perpetrados en campos de concentración con los ataques y secuestros cometidos antes por organizaciones guerrilleras. Intentos literarios de tergiversación histórica, mesas de diálogo entre víctimas “de ambos lados”, exguerrilleros arrepentidos que reclaman la impunidad para todos y editoriales de diarios están preparando un terreno que Macri, más temprano que tarde, debería eludir.
Sebastián Lacunza
Editor-in-Chief
@sebalacunza
Manifiestos, declaraciones, actos públicos. Señales de alarma. Organismos y referentes del movimento de derechos humanos alzaron la guardia ante una altamente probable victoria del conservador Mauricio Macri en el ballottage presidencial que tendrá lugar en catorce días. Aunque no unánime ni bajo la misma forma, la sintonía es amplia y trasciende fronteras marcadas a fuego en los últimos años. Ciertas voces, sobre todo las más identificadas con el kirchnerismo, hicieron llamamientos explícitos a votar por Daniel Scioli, pese a la histórica desconfianza que le conceden. Otras, más distantes, se limitaron a reclamar al futuro presidente el compromiso con la continuidad de los juicios por los crímenes de lesa humanidad, y abrieron sospechas de que el líder de Cambiemos podría apelar a algún artilugio legal para frenar los procesos en marcha y liberar a militares condenados.
A cuatro décadas del inicio de la dictadura militar, la tarea por delante no es menor. Hacia marzo pasado, la estadística de la Procuraduría de Crímenes de Lesa Humanidad indicaba que, sobre 456 causas de violaciones a los derechos humanos, en 136 se había llegado a sentencia y el resto estaba en proceso. En ellas, 563 represores habían sido condenados; cincuenta, absueltos; y unos 1.100, procesados. Los juicios que atañen a la responsabilidad civil de los cómplices de la dictadura (empresarios, periodistas, jueces, sacerdotes o funcionarios) marchan en carreta, al fondo de la procesión, mientras todavía resta que cerca de trescientos hijos de desaparecidos recuperen su identidad.
En un movimiento tan amplio y diverso como es el de los derechos humanos en la Argentina, la orientación del voto para el 22 ofrece variantes. Militantes afines al Frente de Izquierda y los Trabajadores no ven mayores diferencias entre Scioli y Macri. Puntualizan que ambos candidatos conviven con fuerzas policiales y carcelarias que participan sistemáticamente en el delito y en la persecución de sectores sociales vulnerables, acusación que extienden, desde ya, al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Las piruetas del Poder Ejecutivo para sostener hasta junio pasado, al cabo de dos años, al mando del Ejército al general César Milani — acusado por la familia del soldado riojano Alberto Ledo de su desaparición — completan un cuadro en el que, para una visión de los partidos de izquierda dura, “Scioli y Macri son el ajuste y la represión”.
Pero hay más matices. Marcela Ledo, titular de Madres de Plaza de Mayo - La Rioja, acaba de firmar una solicitada en el diario El Independiente de su provincia junto a su hija Graciela y otros referentes de derechos humanos. El texto se titula “Macri es el candidato de Estados Unidos”. El último párrafo critica a dirigentes opositores y “los partidos de ‘izquierda’ pronorteamericanos, golpistas y funcionales al imperio, que proponen votar en blanco”.
Graciela Ledo prefiere no hacer un llamado a apoyar a Daniel Scioli, aunque aclara en diálogo con el Herald. “Vamos a luchar con la misma fuerza con Scioli o con Macri, pero con Macri se ve un panorama más oscuro en lo económico, lo social y los derechos humanos”.
“Macri no está dispuesto a hacer absolutamente nada de lo que ha hecho este gobierno, ha dicho que ‘se va a terminar el curro de los derechos humanos’”, refuerza la hija de la titular de Madres de Plaza de Mayo La Rioja.
Desde su casa en la capital provincial, Ledo aclara: “No adherimos a la figura de los grandes defensores de los derechos humanos que han hecho de los Kirchner. Ellos tienen una gran deuda con las organizaciones libres, que es haber tenido un genocida al frente del Ejército, y eso es un motivo más que suficiente de lucha. Pero acá hay dos posturas, y una se parece más a lo que queremos y esperamos”. “Aunque Scioli no sé si nos va a garantizar lo que queremos, Macri personifica a la derecha, y votar en blanco es favorecerlo", concluye la militante de derechos humanos, no sin antes advertir: “Nuestro futuro es la lucha”.
El registro de votaciones parlamentarias del partido de Macri no ofrece señales unívocas con respecto al proceso de memoria, verdad y justicia. En diálogo con este diario, referentes del macrismo, por lo general jóvenes, no abren resquicio alguno a la posibilidad de avanzar hacia la impunidad, en la línea de la candidata vicepresidencial Gabriela Michetti. En cuanto a los dirigentes de la UCR, partido integrante de la alianza Cambiemos, también rechazan con énfasis (salvo excepciones) un retroceso bajo algún eufemismo como “reconciliación” y “memoria completa”. Distinto es el caso de Elisa Carrió, la tercera pata de Cambiemos, quien esgrimió frases difusas y se lamentó de que autores de atrocidades de avanzada edad permanecieran en la cárcel, entre otras señales.
Si se extiende la mirada a aliados intelectuales, judiciales y mediáticos del PRO, las contradicciones aumentan. Algunos de ellos se manifestaron abiertamente a favor de una amnistía, mientras que al menos un fiscal que promueve 24/7 la victoria de Macri se opuso a la inconstitucionalidad de las leyes de impunidad. En ese vecindario, son muchos más los sectores conservadores que intensificaron en años recientes la teoría de los “dos demonios”, que equipara los masivos crímenes del Estado perpetrados en campos de concentración con los ataques y secuestros cometidos antes por organizaciones guerrilleras. Intentos literarios de tergiversación histórica, mesas de diálogo entre víctimas “de ambos lados”, exguerrilleros arrepentidos que reclaman la impunidad para todos y editoriales de diarios están preparando un terreno que Macri, más temprano que tarde, debería eludir.