Escribe
Sebastián Lacunza
Oportunidad para una noticia sin verbos en condicional: el partido
de centroderecha Pro, con la suma de las candidaturas de Gabriela Michetti y
Horacio Rodríguez Larreta, va a ganar las elecciones primarias abiertas,
simultáneas y obligatorias (PASO) del 26 de abril para definir postulantes para
la jefatura de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
De acuerdo a lo que admiten incluso sus rivales en la Capital
Federal, el peor escenario para la formación de Mauricio Macri lo ubica en un
piso del 37 por ciento de los votos y a varios puntos de su competidor
inmediato. Otros proyectan al Pro con un mínimo de 45/50 por ciento de los
apoyos, lo que dejaría prácticamente resuelta la elección en la primera vuelta del 5 de julio,
tanto si la interna es ganada por Michetti como por Larreta.
Encuestas marcan paridad entre la carismática Michetti y el
poco espontáneo Larreta, aunque en la Argentina — con razón — nadie cree demasiado
en los sondeos que se publican. De todas formas, la del Pro se ha transformado
en la interna más caliente de cuantas definen candidato dentro de tres semanas.
Esquinas de barrios de clase media por excelencia como Villa Crespo, Almagro y
Flores, tradicionalmente menos permeables al voto conservador, son en estos
días centro de ebullición de mesas partidarias con globos en una cantidad muy
superior a la suma de todos los opositores. Ni hablar de lo que ocurre en
Palermo, Recoleta o Belgrano, allí donde el Pro cosechó más de la mitad de los
sufragios en primeras vueltas pasadas y superó un impactante 70 por ciento en
ballottages.
El segundo gobierno de Macri al frente de la Ciudad de
Buenos Aires ha tenido un punto atractivo y, en cierta medida, transformador
del espacio público. La peatonalización de muchas cuadras del centro, la reciente
mudanza de la sede de gobierno y otros edificios públicos a Barracas — comuna con
números sociales críticos —, pasos a nivel debajo de las vías del ferrocarril y
las bicisendas son ejemplos de una vida más agradable en la Capital Federal. El
tan mencionado carril exclusivo para colectivos en avenidas atestadas vehículos — aún al costo haber arrasado árboles y plazas en la 9 de julio — representó un beneficio
para los menos pudientes que no utilizan el auto.
El debe de Macri está en asuntos estructurales. En una ciudad con un PBI per
cápita similar al de un país europeo rico, el gobierno del Pro exhibe casi nulo avance en la extensión de la red de subtes y en la
construcción de viviendas sociales. La ciudad está sucia pero la basura sigue
siendo recolectada a precios exorbitantes (el doble que en Córdoba y el triple
que en Rosario, según el exlegislador opositor Martín Hourest) por camiones de
empresas privadas que tienen pintado en el frente el emblemático nombre Hugo (Moyano).
Si el PBI per cápita de la Capital Federal es belga, no lo
son su salud y educación públicas, ambas con presupuesto declinante. Los
alumnos de primaria de la Ciudad se reparten en mitades entre escuelas públicas
privadas, (en el promedio nacional la relación es 67 a 33, según la Universidad
di Tella), y aún así, todos los marzos, con
el comienzo de las clases, nos enteramos de que faltan miles de vacantes en los
niveles inicial y primario.
¿Qué explica la notable supremacía del Pro si su gobierno encuentra
importantes puntos vulnerables? Muchos kirchneristas de inmediato replican como
factor decisivo que Macri tiene a su favor al Grupo Clarín y a “todos los
medios porteños”, como dijo Máximo Kirchner el martes pasado. Si ello fuera
cierto (claro que no lo es en la dimensión señalada por el hijo de la
Presidenta), la explicación es a todas luces insuficiente.
Otra razón podría encontrarse en la falta de vocación de poder de la
oposición, que contrasta con el sólido desarrollo del partido de Macri. El kirchnerismo,
por caso, nunca logró conformar siquiera un bloque homogéneo en la Legislatura
y presenta nada menos que siete candidatos en las PASO, lo que parece demasiado
para un sector político que suele sacar 20 a 25 por ciento de los votos en la
Ciudad. El candidato favorito de Cristina Kirchner es el titular de Aerolíneas
Argentinas, Mariano Recalde, a quien hasta hace un mes, cuando fue confirmado como
el postulante de La Cámpora, casi no se le conocían menciones sobre problemas
específicos de la Ciudad.
Los exministros kirchneristas Lousteau y Graciela Ocaña, hoy
férreos opositores al gobierno nacional, crearon un sello llamado Eco para
salir del lastre de UNEN. Difícil pero no imposible tarea les espera para mostrar en
pocas semanas un rostro opositor a Macri, dado que hasta hace poco negociaron por separado su inserción en el partido conservador. Ambos tienen el desafío de demostrar
que su proyecto trasciende el personalismo que exhiben.
Por lo demás, se expondran en las PASO nueve propuestas
adicionales de izquierda o centroizquierda, que van desde los trotskismos, el
anticapitalismo, el kirchnerismo crítico y el ex UNEN. Se suman otros cinco
partidos y frentes de centro o derecha. De este conjunto, probablemente no
queden más de tres ofertas en pie (una será el FIT) porque el resto no alcanzaría el piso de 1,5
por ciento exigible para seguir en carrera después del 26 de abril. Así, la
Ciudad se encamina al tercer mandato del macrismo.