En muchos temas, los periodistas y los medios argentinos en general tenemos buenos ejemplos para tomar del exterior. En otros, pasa decididamente lo contrario. Es el caso de un personaje español llamado Federico Jiménez Losantos, que conduce un programa en su propia radio, llamada EsRadio. Fue hasta el año pasado conductor de la mañana en la cadena Cope, segunda en rating en España. De su boca salen abiertos insultos y agresiones a sus rivales de una bajeza que no se percibe en las radios argentinas, aún en las más sesgadas. Seguramente hay insultos en las emisoras argentinas, pero acá no estamos hablando de un espacio marginal, de un nicho específico o de una excepción, sino de lo cotidiano en boca de un periodista generalista muy influyente en España. En lo siguiente se puede escuchar cómo tomó Losantos las intervenciones de alto perfil que eligió Cristina Fernández en España, que generó, como se sabe, reacciones adversas en el PP y medios afines. (No digo que no sea debatible la participación presidencial en la península)
Aquí abajo, en negrita en el segundo párrafo, podemos leer otra referencia de tipo xenófoba en un blog del diario El Mundo del periodista Santiago Gonzàlez.
Que la presidenta argentina opine sobre el caso Garzón me parece bien. Ya no tiene sentido acotar nacionalmente el terreno de las opiniones y no puedo dejar de recordar la impresión tan positiva que nos produjo aquel discurso del Rey en su primer viaje a Argentina, cuando le habló de los derechos humanos al dictador Jorge Rafael Videla en vivo y en directo. Establecer comparaciones entre ambos momentos será un problema intelectual de quien lo haga. Centrémonos en la señora Kirchner. Sus palabras denotan una enfermedad de nuestro tiempo: exhibir opiniones tan legítimas como estúpidas. Demos la vuelta a la tontería: Allá en Argentina, en cambio, cuando un juez es procesado y se le sienta en el banquillo, sigue ejerciendo su función jurisdiccional. Es más: después de ser condenado si lo es, también.
Esto me recuerda a la anécdota que me contó una amiga mía: En San Sebastián, matrimonio de turistas mexicanos de la tercera edad frente a un paso de peatones con el semáforo en rojo, emitiendo las señales acústicas que en algunas ciudades son preceptivas. "Eso, ¿qué es?", preguntó la mujer. "Es para los ciegos, señora", le dijo un aborigen que esperaba a su lado, a lo que la señora se volvió hacia su marido y dijo en tono admirativo: "Fíjate. Y allá ni siquiera les permitimos manejar".
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