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"Macri va a extrañar muchísimo a Dilma"

Entrevista al secretario ejecutivo de Clacso y docente de la UERJ, Pablo Gentili


Escribe
Sebastián Lacunza
@sebalacunza
Los sectores políticos que sustentan el gobierno de Michel Temer en Brasil han dejado claro que su objetivo de comercio exterior está más orientado hacia las grandes potencias — con Estados Unidos en un lugar primordial — antes que el Mercosur. En particular, el PSDB al que pertenece el actual cancilller interino José Serra considera el vínculo con la Argentina y la región como un lastre para su país. El argentino Pablo Gentili es docente hace más de veinte años en la Universidad del Estado de Río de Janeiro y se desempeña además como secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. En diálogo con el Herald, evaluó el vínculo del Brasil de Temer con Argentina y la Argentina de Macri.

¿Cuánto valora el gobierno de Michel Temer el rápido aval concedido por la presidencia de Mauricio Macri?
A pesar de ese gesto positivo de Argentina con Temer, no creo que sea identificado como el aliado preferencial en el escenario internacional. Argentina no está ni cerca de los intereses ni de las preferencias del grupo que tomó el poder. Es raro que hoy estos gobiernos se puedan poner de acuerdo en algo. La paradoja es que el principal amigo en materia de política exterior es el gobierno Macri, pero los intereses del comercio exterior son opuestos. (El ministro de Relaciones Exteriores, José) Serra no quiere el Mercosur, lo ha dejado claro. Más allá de cualquier cuestión ideológica o consigna, Macri aspira a ser visto como la nueva figura de la política latinoamericana y muchos en Brasil también lo quieren ser. No será Temer, por su (falta de) carisma, y porque representa una cosa muy atrasada de la política general. En la conformación de un gabinete sin mujeres quedan claras torprezas que demuestran que nunca será una gran referencia.

¿Cuándo cree que saldrán a la luz dichas divergencias?
Argentina puede jugar al liderazgo mientras Brasil se revuelque en una crisis política. Si Brasil se estabiliza, las proyecciones de Macri se desvanecen ante una figura carismática. Brasil es la novena potencia industrial del planeta. Argentina tiene sus fortalezas, pero si compite contra Brasil para ocupar un lugar central en relación con las grandes potencias corre el riesgo de perder siete a cero. Brasil depende del comercio con Argentina pero Argentina depende mucho más de Brasil. Más allá de esta expresión de deseos y de la generosidad que expresó con Temer, si esto sigue hasta 2018, Macri va a extrañar muchísmo a Dilma Rousseff. Para Macri, Dilma es un interlocutor mucho más interesante que Temer.

Ambos gobiernos indican que quieren ampliar el Mercosur a acuerdos de libre comercio bilaterales.
Una cosa es decir que el horizonte de la política exterior argentina tiene que ampliarse y ejercer un multilateralismo, que es razonable, cuando Brasil apuesta a la integración regional, en un vínculo de distancia y respeto con EE.UU.. El Brasil de Dilma y Lula se posicionaba con los intereses regionales. En cambio, un Brasil que se transforma en el principal socio estratégico de Estados Unidos marca otro escenario. En este contexto de crisis, los industriales de San Pablo están interesados en sacar ventajas del comercio con Argentina, pero la orientación final será otra. En la industria y en el agro. El ministro de Agricultura de Temer es el principal productor de soja de Brasil.

¿Por qué cree entonces que Macri y el PRO saludaron tan decididamente el nuevo ciclo político en Brasil?
Fueron traicionados por una sintonía política mucho mayor con sectores con los que siempre el PRO ha tenido un diálogo directo. “Están llegando al gobierno de Brasil nuestros amigos”. En el PSDB (al que pertenece Serra), el PRO ha encontrado espacio de diálogo y coincidencia de diagnósticos muy parecidos a los que hacía con respecto a Cristina Kirchner y el kirchnerismo. Dos centroderechas hacían reclamos similares.

¿Cree que cambiará sustancialmente el Mercosur en lo inmediato?
Se supone que no debería haber cambios complejos y estatégicos por parte de un gobierno que asumió por 180 días, aunque el presidente interino da la sensación de que gobierna por dos años. No creo que le vayan a dar la espalda en forma tan drástica al Mercosur sino que se van a dar dificultades con el tiempo para establecer consensos, acuerdos y diálogos que construyan un proceso de integración más duradero. Hubo una serie de desencuentros que no han fortalecido el Mercosur en los últimos años. Por la orientación del gobierno Macri y el de Temer, esas diferencias se van a ampliar. Hay también una herencia. Más allá de que si Cristina Kirchner hubiera estado en el gobierno habría generado expresiones de rechazo y acciones simbólicas claras en contra del gobierno provisional, en los últimos años hubo muchas dificultades para ponerse de acuerdo con Dilma en temas comerciales.

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