En mayo de 2005 entrevisté en El Alto a Edgar Patana, por entonces líder sindical de la populosa y combativa ciudad boliviana. Con un país en ebullición, Evo Morales, todavía a siete meses de ganar la Presidencia, estaba lejos de liderar a los manifestantes que a diario bajaban desde la urbe que supervisa La Paz unos 500 metros más arriba. En mi primera mañana paceña, tras caminar unos 200 metros, ligué un rebencazo de un campesino que se contrarió porque saqué una foto. Comenzó a sangrar mi nariz. La Policía bloqueaba el acceso a la Plaza Murillo, ante lo que el ala minera de los manifestantes tiraba dinamita para romper las barricadas. Breve estampida y a correr para retomar el bloqueo, como en el juego de la silla. Imagino que aún habrá rastros de los agujeros que provocaba la dinamita en el asfalto. No quisiera contar que después del rebenque un perro de la Policía posó su diente en mi mano. Mi penosa situación sirvió para que un agente me dejara pasar a la Plaza Murillo. La Pol...
Notas de Sebastián Lacunza en medios de Argentina y otros países