NO PREVALECIÓ EL ARGUMENTO DE QUE SE PODÍA SORTEAR LA FALTA DE APROBACIÓN DEL PAÍS SANCIONADO A CARACAS
Por: Sebastián Lacunza
Los cancilleres de la Argentina y Venezuela, Héctor Timerman y Nicolás Maduro, conversan durante la reunión de ministros del área realizada como previa de la Cumbre del Mercosur de Mendoza. La entrada de Venezuela como miembro pleno del bloque aún deberá esperar.
Mendoza - Las dos respuestas más severas al quiebre institucional en Paraguay que podía dar el Mercosur parecían anoche desvanecidas del todo en Mendoza, donde se desarrolla la cumbre del bloque. La sanción económica era descartada por casi todos los negociadores y la carta de la membresía plena de Venezuela, resistida precisamente por quienes dieron el golpe de gracia al Gobierno de Fernando Lugo, fue reservada a la espera de mayor sustento legal.
La no utilización en esta ocasión de las sanciones más duras, previstas en el denominado protocolo de Ushuaia II, de «Compromiso con la Democracia», no implica su archivo, aclaraban funcionarios que admitieron que ambos temas se pusieron sobre la mesa de debate en los dos últimos días en Mendoza.
Si los presidentes Dilma Rousseff, Cristina de Kirchner y José Mujica ratifican hoy lo avanzado por los cancilleres, se prorrogará la suspensión de Paraguay hasta que se normalice la vida democrática del país y se establecerá una reunión a nivel de cancilleres dentro de un mes para analizar pasos concretos que se le demandarán al presidente en ejercicio, Federico Franco.
«A Paraguay se le suspenden sus derechos políticos porque no reconocemos a quien ejerce la Presidencia, no se lo expulsa. En un mes, se verá si damos otro paso», dijo a Ámbito Financiero una fuente diplomática uruguaya. La permanencia, aun suspendido, de Paraguay dentro del Mercosur, tornó inviable el plan de aprobar la membresía plena de Venezuela, dado que ello contradiría el orden jurídico del bloque.
«La situación de Paraguay no altera la situación de Venezuela», resumió al cabo del día el canciller Héctor Timerman en diálogo con la prensa.
Tan lejos quedó la hipótesis de una sanción económica, que se acordó una nueva transferencia a Paraguay por u$s 50 millones a ser dedicados a una segunda costanera en Asunción, en el marco del programa de Convergencia Estructural por el cual las economías más grandes (Brasil y Argentina) financian proyectos en las más pequeñas. Quien recibirá esos fondos es el ninguneado Franco.
Las próximas semanas serán decisivas para avanzar en un cronograma de elecciones (los plazos establecidos señalan que el 21 de abril habría elecciones presidenciales y el 15 de agosto asumiría el nuevo mandatario) y también para gestionar ante Franco que el Congreso autorice el ingreso de Venezuela.
Otro tema sobre el que «persuadir» a Asunción apareció en el horizonte: China. El primer ministro Wen Jiabao lanzó esta semana, en el marco de su visita a la región, la propuesta de un tratado de libre comercio, de por sí difícil de concretar. La Argentina, Brasil y Uruguay se propusieron avanzar en pactos con Pekín y hacia allí enviarán una representación como bloque para fomentar el comercio, pero dado que Paraguay es el único país de Sudamérica que reconoce a Taiwán y, por ende, no tiene relaciones con China, el Senado que destituyó a Lugo tendrá quizás a mediano plazo algo para opinar al respecto.
En cuanto a Venezuela, las cuentas podrían mover montañas. Las economías paraguaya y venezolana, basada en la producción de soja, carnes y alimentos en general la primera, y en la explotación de hidrocarburos la segunda, se presentan como complementarias. Un quinto miembro pleno como Venezuela daría más aire precisamente a los países más chicos, lo que explica un ensayo reciente de Mujica que le valió la advertencia de un juicio político por parte del expresidente conservador Luis Alberto Lacalle, firmante del Tratado de Asunción en 1991 junto a Carlos Menem, Fernando Collor de Mello y Andrés Rodríguez.
A fines de 2011, Mujica propuso que sean los presidentes, sin intervención parlamentaria, los que pudieran aprobar la ampliación de la membresía del Mercosur. Para ello, sería necesario modificar el marco legal del bloque y también las legislaciones locales. Entonces fue cuando Lacalle asomó la tarjeta del juicio político, al igual que lo hicieran los opositores y exaliados de Lugo en Paraguay ante insinuaciones similares. Los segundos, por causas enunciadas pero todavía no especificadas, destituyeron al presidente constitucional hace una semana, en un procedimiento sumarísimo.
Desde 2005, cuando Hugo Chávez firmó la asociación con el Mercosur, el intercambio con sus miembros avanzó a tasas pico del 30% anual. Las exportaciones e importaciones entre Venezuela y la Argentina partieron desde u$s 540,5 millones en 2005 y cerraron en 2011 en más de 1.500 millones, de acuerdo con la Embajada en Caracas. Como destino, Venezuela es uno de los más beneficiosos para las ventas de la Argentina en virtud del valor agregado. Por ejemplo, la exportación de 5.000 vehículos en 2010 saltaría a 13.500 este año, de acuerdo con un pacto sellado en diciembre entre Cristina de Kirchner y el bolivariano. «En más de un sentido, Venezuela ya está en la unión aduanera. El tema también es político, que el rechazo a Venezuela haya sido justamente del Senado paraguayo es explicativo», resumía un diplomático.
Siguiendo con las coincidencias, Timerman destacó anoche que fue Lugo el que impulsó al Mercosur a firmar la cláusula democrática de Ushuaia II, que prevé sanciones durísimas, y que el Congreso paraguayo esgrimió como una de las razones del derrocamiento la suscripción de aquel pacto que, a la luz de lo visto, era de autodefensa.
* Enviado Especial
Por: Sebastián Lacunza
Los cancilleres de la Argentina y Venezuela, Héctor Timerman y Nicolás Maduro, conversan durante la reunión de ministros del área realizada como previa de la Cumbre del Mercosur de Mendoza. La entrada de Venezuela como miembro pleno del bloque aún deberá esperar.
Mendoza - Las dos respuestas más severas al quiebre institucional en Paraguay que podía dar el Mercosur parecían anoche desvanecidas del todo en Mendoza, donde se desarrolla la cumbre del bloque. La sanción económica era descartada por casi todos los negociadores y la carta de la membresía plena de Venezuela, resistida precisamente por quienes dieron el golpe de gracia al Gobierno de Fernando Lugo, fue reservada a la espera de mayor sustento legal.
La no utilización en esta ocasión de las sanciones más duras, previstas en el denominado protocolo de Ushuaia II, de «Compromiso con la Democracia», no implica su archivo, aclaraban funcionarios que admitieron que ambos temas se pusieron sobre la mesa de debate en los dos últimos días en Mendoza.
Si los presidentes Dilma Rousseff, Cristina de Kirchner y José Mujica ratifican hoy lo avanzado por los cancilleres, se prorrogará la suspensión de Paraguay hasta que se normalice la vida democrática del país y se establecerá una reunión a nivel de cancilleres dentro de un mes para analizar pasos concretos que se le demandarán al presidente en ejercicio, Federico Franco.
«A Paraguay se le suspenden sus derechos políticos porque no reconocemos a quien ejerce la Presidencia, no se lo expulsa. En un mes, se verá si damos otro paso», dijo a Ámbito Financiero una fuente diplomática uruguaya. La permanencia, aun suspendido, de Paraguay dentro del Mercosur, tornó inviable el plan de aprobar la membresía plena de Venezuela, dado que ello contradiría el orden jurídico del bloque.
«La situación de Paraguay no altera la situación de Venezuela», resumió al cabo del día el canciller Héctor Timerman en diálogo con la prensa.
Tan lejos quedó la hipótesis de una sanción económica, que se acordó una nueva transferencia a Paraguay por u$s 50 millones a ser dedicados a una segunda costanera en Asunción, en el marco del programa de Convergencia Estructural por el cual las economías más grandes (Brasil y Argentina) financian proyectos en las más pequeñas. Quien recibirá esos fondos es el ninguneado Franco.
Las próximas semanas serán decisivas para avanzar en un cronograma de elecciones (los plazos establecidos señalan que el 21 de abril habría elecciones presidenciales y el 15 de agosto asumiría el nuevo mandatario) y también para gestionar ante Franco que el Congreso autorice el ingreso de Venezuela.
Otro tema sobre el que «persuadir» a Asunción apareció en el horizonte: China. El primer ministro Wen Jiabao lanzó esta semana, en el marco de su visita a la región, la propuesta de un tratado de libre comercio, de por sí difícil de concretar. La Argentina, Brasil y Uruguay se propusieron avanzar en pactos con Pekín y hacia allí enviarán una representación como bloque para fomentar el comercio, pero dado que Paraguay es el único país de Sudamérica que reconoce a Taiwán y, por ende, no tiene relaciones con China, el Senado que destituyó a Lugo tendrá quizás a mediano plazo algo para opinar al respecto.
En cuanto a Venezuela, las cuentas podrían mover montañas. Las economías paraguaya y venezolana, basada en la producción de soja, carnes y alimentos en general la primera, y en la explotación de hidrocarburos la segunda, se presentan como complementarias. Un quinto miembro pleno como Venezuela daría más aire precisamente a los países más chicos, lo que explica un ensayo reciente de Mujica que le valió la advertencia de un juicio político por parte del expresidente conservador Luis Alberto Lacalle, firmante del Tratado de Asunción en 1991 junto a Carlos Menem, Fernando Collor de Mello y Andrés Rodríguez.
A fines de 2011, Mujica propuso que sean los presidentes, sin intervención parlamentaria, los que pudieran aprobar la ampliación de la membresía del Mercosur. Para ello, sería necesario modificar el marco legal del bloque y también las legislaciones locales. Entonces fue cuando Lacalle asomó la tarjeta del juicio político, al igual que lo hicieran los opositores y exaliados de Lugo en Paraguay ante insinuaciones similares. Los segundos, por causas enunciadas pero todavía no especificadas, destituyeron al presidente constitucional hace una semana, en un procedimiento sumarísimo.
Desde 2005, cuando Hugo Chávez firmó la asociación con el Mercosur, el intercambio con sus miembros avanzó a tasas pico del 30% anual. Las exportaciones e importaciones entre Venezuela y la Argentina partieron desde u$s 540,5 millones en 2005 y cerraron en 2011 en más de 1.500 millones, de acuerdo con la Embajada en Caracas. Como destino, Venezuela es uno de los más beneficiosos para las ventas de la Argentina en virtud del valor agregado. Por ejemplo, la exportación de 5.000 vehículos en 2010 saltaría a 13.500 este año, de acuerdo con un pacto sellado en diciembre entre Cristina de Kirchner y el bolivariano. «En más de un sentido, Venezuela ya está en la unión aduanera. El tema también es político, que el rechazo a Venezuela haya sido justamente del Senado paraguayo es explicativo», resumía un diplomático.
Siguiendo con las coincidencias, Timerman destacó anoche que fue Lugo el que impulsó al Mercosur a firmar la cláusula democrática de Ushuaia II, que prevé sanciones durísimas, y que el Congreso paraguayo esgrimió como una de las razones del derrocamiento la suscripción de aquel pacto que, a la luz de lo visto, era de autodefensa.
* Enviado Especial
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