Ir al contenido principal

De Víctor Hugo a los relatores que insultan

Unos tipos con micrófono que insultan más que un hincha desbordado son presentados en las webs y en la tele como apasionados que causan gracia. Antes que ocurrentes espontáneos son, en realidad, violentos equiparables con barrabravas. Es una paradoja que ello ocurra en el Río de la Plata, donde nacieron los mejores relatores de fútbol del mundo. Entre ellos, el mejor, Víctor Hugo. 
El jugador sublime tuvo al relator sublime. Por su universo de palabras y sus tonos de voz, por sus creaciones artísticas; por su capacidad para leer la jugada y por la precisión de la narración. Casi no aparecen ahora los diálogos que VH presumía entre jugadores o con el árbitro, o el "que sea, que sea, que sea". Pervive el "ta ta ta" y el "no quieran saber". 
Contemporáneos de Víctor Hugo, hubo y hay relatores brillantes (soy injusto y nombro seis: Juan Carlos Morales, José María Mansilla, José Gabriel Carbajal, el primer Walter Saavedra y el mejor relator argentino que escuché, Osvaldo Wehbe; Héctor Caldiero tuvo momentos estelares -"el 75% del país está feliiiiz"-). 

Ahora estoy un 85% menos futbolero que veinte años atrás, pero escucho algunos partidos porque sigo siendo 100% radiero. El plus de Víctor Hugo es que el tipo tiene desde siempre todo un andamiaje ideológico, un campo de amigos y enemigos que politiza el relato. Mucho mejor. No es el único. Unos cuantos de su escuela siguen ese camino. 
Mientras se escucha a ciertos gritones a los que cuesta distinguir, por no hablar de los violentos, Víctor Hugo baja con frecuencia cuatro cambios y vuelve a marcar la diferencia. En especial, me gusta cuando relata un partido pésimo, porque se pone hipercrítico y chistoso; se percata de que la precisión pasa a segundo plano y termina siendo un show radial relajado. La ironía al mango es un gran atajo para evitar que apagues la radio en un aburrido cero a cero entre Vélez y Godoy Cruz.


Víctor Hugo, José Gabriel Carbajal, Eduardo Luis, Osvaldo Wehbe, Juan Carlos Morales, Héctor Caldiero, J. M. Mansilla, J. M. Muñoz, Costa Febre, W. Saavedra, Closs, Fantino, Parnisari, Pelliciari, Fioravanti, Jorge Bullrich, Pedro Reyes, Pablo Zaro, Pablo Ladaga, Sergio Chango López, Carlos Solé, Rodolfo Cingolani, Luis Elías Sojit, Julio Ríos, Bernardino Veiga, Ricardo Aldao, Miguel Ángel De Renzis, Gustavo Vergara, Rodolfo De Paoli, Paulo Vilouta, Gustavo Cima,  Sebastián Vignolo, Ricardo Porta, German Sosa, Carlos Solé, Matías Canillán, Néstor Centra, Jorge Arcapalo, Carlos Muñoz, Hugo Sánchez, Gustavo Borsatto.

Entradas más populares de este blog

El holandés, según Ivonne Bordelois

Entrevisté para Ámbito Premium a Ivonne Bordelois, en el marco de una serie de notas sobre "el habla de los argentinos". Como no es tan accesible en la web, acá la copio. Y como esto es un blog, una foto informal. Sebastián Lacunza Ivonne Bordelois, amante de las palabras, tuvo los diálogos más profundos y reveladores de su vida en una lengua cuyo recuerdo le causa hasta fastidio. En un momento crítico, no se metió en las profundidades de su inconsciente en español, el idioma de su vida; ni en el inglés con el que se había divertido años tomando cervezas con sus amigos negros en un suburbio de Boston; ni en el francés de su infancia, en un campo de la pampa bonaerense. Tampoco en italiano ni en portugués, lenguas casi propias para esta escritora que ha sacudido la conciencia del habla de los argentinos en la última década. En los comienzos de los ’90, con la jubilación a la vista al cabo de 13 años de dar clases en Utrecht, Holanda, Bordelois se encontró “sin rumbo”, an...

Orgullo y prejuicio del habla rioplatense

Sebastiàn Lacunza Resulta que en el extremo sur del mundo hay un extenso territorio poco poblado, y que antes de ser país fue, al menos durante un par de siglos, bastante ninguneado por el imperio. Que desde los preparativos de su independencia, gran parte de sus intelectuales y dirigentes creyeron tener alma francesa o inglesa, jamás española. Pero más tarde, ese país recibió una gringada inconmensurable, ante lo que otra elite buscó refugio de identidad en la antes despreciada España. Hay más. Ese extraño país negó sus rasgos indígenas hasta donde pudo y fue variando a lo largo de las décadas sus complejos en relación a Europa y, la novedad, Estados Unidos . A la hora de pintar su carácter, muchos coinciden en que esta tierra es, por un lado, bastante tilinga, y por el otro, alberga una creatividad explosiva, que juega y seduce con su habla. Por todo ello y mucho más es que la variante del español que se habla en Argentina adquiere particularidades tan distintivas en cuanto a su ento...