Al fin de cuentas, como Esteban, yo también le estoy agradecido al oráculo de Cardona. Y la tesis de Esteban es mi tesis.
Fragmeto de Esteban Scmidt en Rolling Stone
Mi tesis es que el hombre esperaba el momento de coronar en su vida, que después de haber hecho todo bien, una carrera, una familia, los relatos que cruzarán el tiempo por generaciones, especialmente uno, luego de que cada salida al aire, de un millón de salidas al aire, salió magnífica; con recursos, además, con su famoso departamento en Nueva York, con una red grande y cómoda donde caer si la aventura salía muy mal, con tiempo, además, para disfrutar la coronación, en uso de su gran elocuencia, y sin interlocutores a la altura de esa elocuencia, podía hacer un gran testimonio público libre de rentabilidades materiales, puro ejercicio moral. Y no es que lo hiciera desprendido de resentimientos personales. No. Porque no es un héroe raro, no es un rosarino con plata que viaja a Cuba en moto a tirotearse por la propiedad de los cañaverales. Víctor Hugo discutió de plata con cuadros del multimedios, le ofrecieron cosas, aceptó algunas, rechazó otras, pero se sintió, sin embargo, maltratado siempre. Es lo que cuenta. ¡Y un príncipe!, se siente maltratado por cosas que para un plebeyo no serían nada. ¡Vivan los príncipes que no toleran los malos tratos y que no maltratan ! ¡Mueran los plebeyos que se bancan todo!.
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