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Macri, del gerente al político

Quizá por primera vez en la historia argentina, el centroderecha no peronista ni radical encuentra una apuesta competitiva para una elección presidencial. Mauricio Macri asoma con nitidez como el preferido del sector promercado, pero cuenta además con herramientas para romper fronteras, como ya lo hiciera en la Ciudad. Oportunidades y riesgos del juego de Macri de cara a 2015.

Escriben Sebastián Lacunza y Mariano Parada López


La intensidad del aplauso no deja lugar a dudas: Mauricio Macri es el elegido en el universo de empresarios, ejecutivos y los inasibles "líderes de opinión". Sergio MassaDaniel Scioli y algún representante del Frente UNEN lo pudieron comprobar en cada ocasión en que los presidenciables fueron convocados a disertar por entidades que agrupan a la elite económica.

Sea el Council of Americas, la cena anual de Conciencia o las citas que organiza el consejo que comandaEduardo Eurnekian en el hotel Alvear, los vítores se los lleva el jefe de Gobierno porteño, mientras el resto de los que pasan por el atril, incluso los que intentan sintonizar un discurso promercado, se debe conformar con los aplausos de ocasión y, a veces, un hostil murmullo subyacente. Una señal que denota no sólo preferencia, sino también la expectativa de que una victoria de Macri, aunque difícil, es posible.

El político creció. Aquel ingeniero que años atrás hablaba con frases entrecortadas y narraba anécdotas inverosímiles (los primeros palotes del curso de Jaime Durán Barba), pasó ahora a jugar con las palabras, los matices y los silencios. Aunque suene exagerado, si se mide por los "¡bien Mauricio!", "¡bravo!", el líder del PRO sabe conmover, al menos al público más amable. El siempre trabajoso armado del partido, alguna derrota dolorosa, siete años de Gobierno en la vidriera de la Argentina, un presupuesto per cápita belga y una atendible venia de medios influyentes transformaron al mero heredero de una fortuna en un líder competitivo por la presidencia.

"El momento es ahora", insiste Macri en sus noches estelares. Claro que el manual del PRO concibe la promesa de desarrollo y la felicidad a la vuelta de la esquina, pero no los trazos ideológicos o las medidas concretas. Apenas asoma alguna alusión al "cambio", al "diálogo" y la apelación al caso empírico con "Tito" o "Laura", pero un poco mejor contado que antes.

El progreso no es menor. Si se trata de decir poco, hay que saber hacerlo. Los dos candidatos que las encuestas ubican unos pocos escalones por encima del jefe de Gobierno de CABA tampoco se destacan por las definiciones rotundas. En ese terreno, cabe reconocer que, comparado con sus principales rivales, es más previsible imaginar qué hará Macri si resulta ganador en 2015.

El kirchnerismo, se sabe, suele dejar la silla vacía en veladas ante "el establishment", un escenario con resabios "noventistas". Rara vez se hace presente siquiera vía sus candidatos menos "puros" (Scioli aparte). Del lado del Frente UNEN, la disparidad de voces que sobresalen hace que las invitaciones sean más esporádicas. Algunos de sus exponentes, incluso, se dejan relegar al lugar del comensal mientras sus "rivales" desfilan por el escenario. Le ocurrió al radical Ernesto Sanz en una cita en La Rural, cuando escuchó atento desde su mesa a Macri, Massa, Scioli y hasta a Juan Manuel Urtubey.



Espacio

La expresión liberal-conservadora no peronista que ocupa Macri alcanzó en el pasado cierto grado de competitividad. Visitó porcentajes no lejanos a lo que hoy le asignan las encuestas al líder del PRO en la primera elección de 1973, con Nueva Fuerza, de Francisco Manrique, que sumó el 14,9%; y en 2003, con Recrear, deRicardo López Murhpy, el 16,4%. En cada caso, la emergencia de una fuerza de centroderecha supo abrevar en la debilidad o la disgregación de la UCR, característica hallable de cara a 2015.

A esta altura, la novedad es que, si las encuestas son ciertas, el piso de Macri ya se ubica en niveles del techo alcanzado por sus correligionarios del pasado. Es probable que encuestadores, analistas y ciertos representantes del kirchnerismo y del Frente UNEN -los primeros porque creen preferirlo como rival; los segundos porque lo quisieran como aliado- inflen en público las chances reales del líder del PRO.

Con todo, varias debilidades condicionan su candidatura: la ausencia de una pata peronista, la extrema dependencia de famosos en distritos clave, un acotado bloque parlamentario (actual y futuro), y la carencia de candidato y estructura en la provincia de Buenos Aires. Por el contrario, según coinciden propios y extraños, la experiencia de Boca le dio hace años a Macri un nivel de conocimiento en la opinión pública cercano al 100%, una ventaja esencial a la hora de salir a la cancha.

Aunque el péndulo de la sociedad parece estar corriéndose hacia el centroderecha y propuestas de menos presencia del Estado encuentran eco, Macri mostró en los últimos meses una cara demasiado rotunda cuando el trauma de 2001 todavía puebla la conciencia colectiva. El "sentarse en el juzgado de Griesa y hacer lo que diga", la promesa de eliminación de las retenciones y del Impuesto a las Ganancias y la reversión de algunas estatizaciones podrían servirle para consolidar lo conseguido, pero difícilmente para avanzar en la porción del electorado que falta. El partido, finalmente, no se jugará entre los que aplauden al candidato en las cenas empresariales, las ONG, los líderes de opinión o los analistas financieros, ni tampoco en el tradicional reducto de voto urbano de centroderecha. Con tales argumentos, se torna cuesta arriba el discurso de "cambiar lo malo y mantener lo bueno", que tiene alto rating entre los consultores políticos.

Sin embargo, el alcalde porteño ha demostrado que sabe cómo romper su techo, por lo que podría dar un disgusto a los que lo eligen como un adversario ganable. Analistas y dirigentes de centroizquierda sostuvieron durante años que Macri no podría superar su alta percepción negativa en una ciudad "progresista" como Buenos Aires. La teoría decía que su imagen vinculada a la patria contratista y sus piropos al menemismo representaban un ancla irremontable. Error. En 2003, en plena primavera kirchnerista, Macri perdió por poco frente a Aníbal Ibarra. Supo esperar y años después cosecharía un altísimo apoyo en primera vuelta y más de sesenta por ciento en sendos balotajes (2007 y 2011). Rompió así fronteras sociales e ideológicas consideradas inexpugnables, al punto de que hoy la amenaza más seria al PRO en la Ciudad pasa por la posibilidad -no lejana- de que Macri elija al candidato equivocado.

Con el tiempo, el expresidente de Boca también supo ampliar el horizonte cultural que lo rodea, y hoy cuenta entre sus activistas de redes sociales y en sus referentes mediáticos a unos cuantos exmilitantes antimenemistas que dedican sus mayores esfuerzos a denunciar que el kirchnerismo no es más que una mera impostura de izquierda. También en este plano Macri supo sumar y hoy no son pocos los centroizquierdistas no kirchneristas y hasta trotskistas que le demuestran menos antipatía que al kirchnerismo.



El famosÍsmo

Una estrategia central del macrismo ha sido el desembarco de famosos en el campo electoral. En diciembre de 2010, Miguel del Sel estaba dedicado a su último éxito teatral, "Midachi Circus", cuando el jefe de Gobierno lo llamó por teléfono para invitarlo a participar en política. Un año más tarde, pese a una clamorosa insolvencia en asuntos públicos, el cómico quedaría a pocos votos de la gobernación de Santa Fe frente a dos representantes de pura cepa de la política "tradicional": Antonio Bonfatti (electo por el frente de socialistas, radicales y demoprogresistas) y Agustín Rossi (entonces jefe del bloque de diputados oficialista).

La estrategia de apelar a figuras públicas no es algo que haya inventado el PRO. Lo particular del caso es el peso de la apuesta. Casi todo el desarrollo del partido de Macri en las provincias depende de famosos. Al ya mencionado caso Del Sel se le sumó el del exárbitro Héctor Baldassi en Córdoba, el corredor de autos Orly Terranova en Mendoza, el exfutbolista pampeano Carlos Mac Allister y el dirigente agropecuario entrerrianoAlfredo de Angeli. El nombre de Ramón Díaz comenzó a merodear La Rioja y también suenan para Córdoba el golfista Eduardo "Gato" Romero y el actual vicepresidente del club de básquet Atenas, Felipe Lábaque.

"Los partidos van a empezar a ser secundarios y la gente va a empezar a apostar por buenas personas", dice Del Sel en diálogo con Viernes. Analiza: "A la gente le ha agradado que participen algunos conocidos porque tenemos mucho más para perder. No pretendo que la política me quite lo que coseché estos años. Lo estoy haciendo con tranquilidad". "Ser figura popular te obliga más; si no me toca, me vuelvo a mi casa", arriesga "el profe".

El modelo, sin embargo, no fue el utilizado por Macri en el distrito en el que mejor le fue, la Ciudad de Buenos Aires, ni tampoco en la provincia, donde no hizo pie. El PRO se ha armado detrás de la figura del extitular xeneize y con él aparecieron dirigentes que ya tenían pasado en partidos tradicionales. Así, sumó a Christian Ritondo y aDiego Santilli desde el peronismo, y al empresario del juego radical Daniel Angelici y al actual fiscal generalMartín Ocampo desde la UCR. Horacio Rodríguez LarretaSantiago de Estrada, Oscar Moscariello y Federico Pinedo son otros de los dirigentes con pasado en partidos u ONG conservadores que aportaron a la Propuesta Republicana de Macri. Con esta plataforma, varias voces "nuevas" emergieron en el horizonte, con Gabriela Michetti a la cabeza, pero también con figuras inesperadas, como el militante de la causa gay golpeado en una fiesta de alto standing Peter Robledo, que navega en un partido cuyos legisladores casi no apoyaron la Ley de Matrimonio Igualitario.



La pelea es con Massa

"Haciendo un análisis cualitativo, encontramos espacios de intersección entre votantes de Massa, Scioli y Macri. Para un grupo de votantes, las diferencias (entre estos tres) son ínfimas. Esta intersección puede significar una brecha por ganar", analiza el encuestador Ricardo Rouvier, que suele publicar sus trabajos en Página/12.

En esa disputa por ganar electorado común, es que el jefe de Gobierno le está "copando la parada" al tigrense. "Ha habido un crecimiento de Macri y un estancamiento de Massa. El desplazamiento se puede explicar por el parate de Massa ante el mayor dinamismo de la visibilidad del jefe de Gobierno, que se ha puesto a caminar, cosa que le faltaba. Macri le ha puesto un techo, por ahora, a Massa, que ha quedado lento", afirma el encuestador.

Una observación parecida hacen desde Poliarquía. Fabián Perechodnik, director de la consultora que solía publicar sus informes en La Nación, ve a Daniel Scioli en primer lugar, seguido del exjefe de Gabinete, pero acechado por el empresario nacido en Tandil: "Macri tiene un trabajo de campaña muy fuerte que viene desarrollando en todo el país y se empieza a ver. Tiene un desarrollo territorial y en redes sociales fuerte. La suma de estas cuestiones, más algunas líneas de discurso, tiene correlato en lo que vemos".

"Hay obras emblemáticas, como el Metrobús o la ampliación de la Autopista Illia y, en general, la mirada de que la Ciudad ha mejorado. Ello se transmite con la campaña publicitaria por todo el país", agrega Perechodnik, quien hace alusión así al abultado presupuesto publicitario de la Ciudad.

El analista de Poliarquía entiende que el novedoso diálogo de Macri y Cristina Kirchner le aportó imagen al gobernante porteño: "Ha sido positivo para su figura porque no perdió el lugar de opositor y lo muestra con la flexibilidad necesaria para encarar una elección. Quien quiera gobernar la Argentina con la fragmentación legislativa que habrá, si nos guiamos por los números, va a necesitar capacidad de diálogo y esto es lo que muestra Macri al acercarse a la Presidente".

El discurso del PRO se atribuye excelentes performances en las provincias grandes excepto Buenos Aires, y reconoce los límites en las periferias norte y sur. En cualquier caso, si hay un distrito en el que Massa opaca a su principal rival antikirchnerista es en el que congrega al 38 por ciento del electorado.

"Una de las debilidades de Macri es resolver la cuestión de provincia de Buenos Aires. (María Eugenia) Vidal no mide, no-mi-de", dice tajante Rouvier.

Vidal es una de las precandidatas. El otro que ha manifestado intenciones de llegar a La Plata en 2015 es el actual intendente de Vicente López y primo, Jorge Macri. La vicejefa porteña afirma que en el armado en la PBA, "diálogo tenemos con todos y no sólo con el radicalismo, también con el peronismo". Sobre las idas y vueltas con Massa, Vidal le dice a Viernes: "Ha habido un reacomodamiento natural después del año pasado. Hicimos una alianza (con el FR) para evitar que el kirchnerismo ganara en la provincia y evitar la reforma de la Constitución, lo cual se logró. Algunos candidatos que participaron en esas listas vuelven al PRO. Somos todos gente grande, cada uno toma decisiones". Sintomáticamente, su marido, Ramiro Tagliaferro, no prueba la hipótesis, ya que se quedó como rostro del massismo en Morón.

El exdiputado provincial y dirigente ruralista Jorge Srodek, quien hoy trabaja desde la Fundación Pensar y está abocado al armado en el interior agropecuario de la provincia, recuerda: "Ellos (por el massismo) están haciendo la suya, nosotros la nuestra. Hicimos un arreglo en 2013 porque era importante derrotar al kirchnerismo de tal manera que no sea posible la re-reelección, si bien tuvimos que sacrificar armado propio".



UNEN que sí, UNEN que no

En esta línea, un eventual acuerdo con el Frente UNEN, que agrupa a la UCR, sus desprendimientos, Libres del Sur, Pino Solanas y el Partido Socialista, no sería pura ganancia para el PRO: "Si Macri hace esta alianza, habría un movimiento de votos peronistas que se irían. En el componente del voto a Macri hay un poco de peronismo", remarca Rouvier.

Elisa Carrió, otrora acérrima crítica del macrismo, y un sector del radicalismo se han mostrado proclives a un acuerdo, mientras que otros dirigentes, como Ricardo Alfonsín y el centroizquierda, sienten en general pavor ante esa posibilidad.

Sin embargo, un aparente referente del ala progresista del Frente UNEN, Luis Juez, ha dado señales de que estaría dispuesto a una alianza con el empresario, con quien dijo estar construyendo "una buena relación", dando un giro copernicano a sus posturas sostenidas hasta meses atrás.

UNEN y, sobre todo, la UCR podrían darle a Macri la presencia territorial que necesita, especialmente en la extensa provincia de Buenos Aires. La apuesta más evidente del exgerente de SOCMA es colocarse en situación tal de ventaja que no quede para el Frente UNEN ninguna otra opción que encolumnarse detrás de su candidatura. "El tiempo dirá", repite un estratega del PRO, demostrando que lo que menos tiene es impaciencia.

Los analistas consultados por Viernes coinciden en que la suma PRO-UNEN sería beneficiosa para el jefe de Gobierno. Rouvier estima que "la sumatoria podría ubicarlos dentro del balotaje". Pero, como en política no siempre uno más uno es dos, el camino dejaría elegir por la fuga menor: "Hay un sector de UNEN que no estaría dispuesto a votar a Macri. Si UNEN se junta con el PRO, se produce una fuga por izquierda, pero eso no sería tan grande como para decir que la alianza no sería conveniente en términos numéricos", recalca.

Perechodnik coincide en que "un posible acercamiento de Macri y UNEN mejoraría ampliamente las posibilidades de Macri. Un análisis cualitativo de la cuestión hace pensar que sería un aporte importante".

No parece ser ésa la visión que manejan algunos dentro del PRO. Viernes tuvo acceso a una encuesta de consumo interno de la campaña macrista, en la que el 51,3% de los encuestados respondió que no votaría a una eventual alianza grande del no peronismo.

¿Entonces? La llave que podría destrabar el dilema serían los intendentes de la UCR. Acuerdos de facto en localidades y provincias de todo el país podrían conformar un escenario en el que una alianza nacional o un acuerdo de cara a una segunda vuelta sea un paso inexorable.

Así lo define Srodek: "Los acuerdos serán por distrito. Intuimos que se van a crear más 'vecinalismos'. Para vencer al Frente para la Victoria es necesario juntar a la oposición, que se va a transformar en 'vecinalista' y adherir al PRO. Eso es lo que te permite la ley electoral". Para el dirigente, luego vendría "el acuerdo de cúpulas con Ernesto Sanz y Lilita Carrió".

@sebalacunza y @mparadalopez

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