Ir al contenido principal

Templanza frente a los señores de la guerra



Sebastián Lacunza
Editor en jefe del Buenos Aires Herald

No existen recetas universales para superar un conflicto armado, y menos todavía para el que asoló la vida de millones de colombianos durante medio siglo, único por varios aspectos: su extensión en tiempo y espacio, su mutación desde la irrupción del negocio del narcotráfico, el vínculo obsceno entre instituciones de la democracia y paramilitares, la crueldad infinita de la guerrilla contra desamparados y las masivas violaciones a los derechos humanos perpetradas por el Estado; hasta ayer nomás, incluido el gobierno del que el presidente Juan Manuel Santos fue ministro de Defensa.
En el escenario principal de la política de Colombia hay señores de la guerra para quienes la prolongación del statu quo es un negocio, en dos planos. Uno político, porque azuzar un miedo con bases sólidas y agitar fantasmas permite cosechar votos, y otro económico, porque la doctrina de la mano dura abre puertas a vender consultorías y fomenta el gasto en armamento y equipamiento en América Latina. Se requiere valentía y templanza para atreverse a mirar un pasado doloroso, con víctimas y perpetradores respirando el mismo aire; para dejar jirones de impunidad a un lado y a otro en pos del objetivo de la paz; y para plantar cara al acecho de los señores de la guerra, que no se rendirán. 
El camino será arduo. Los cómplices del terrorismo de Estado tampoco bajan los brazos en la Argentina, pese a que los tribunales siguen produciendo penas de prisión perpetua. Desde el Sur, mi deseo es que los colombianos construyan su propio Nunca Más.





Entradas más populares de este blog

De Víctor Hugo a los relatores que insultan

Unos tipos con micrófono que insultan más que un hincha desbordado son presentados en las webs y en la tele como apasionados que causan gracia. Antes que ocurrentes espontáneos son, en realidad, violentos equiparables con barrabravas.  Es una paradoja que ello ocurra en el Río de la Plata, donde nacieron los mejores relatores de fútbol del mundo. Entre ellos, el mejor, Víctor Hugo.  El jugador sublime tuvo al relator sublime. Por su universo de palabras y sus tonos de voz, por sus creaciones artísticas; por su capacidad para leer la jugada y por la precisión de la narración. Casi no aparecen ahora los diálogos que VH presumía entre jugadores o con el árbitro, o el "que sea, que sea, que sea". Pervive el "ta ta ta" y el "no quieran saber".  Contemporáneos de Víctor Hugo, hubo y hay relatores brillantes (soy injusto y nombro seis: Juan Carlos Morales, José María Mansilla, José Gabriel Carbajal, el primer Walter Saavedra y el mejor relator argentino que esc...

El holandés, según Ivonne Bordelois

Entrevisté para Ámbito Premium a Ivonne Bordelois, en el marco de una serie de notas sobre "el habla de los argentinos". Como no es tan accesible en la web, acá la copio. Y como esto es un blog, una foto informal. Sebastián Lacunza Ivonne Bordelois, amante de las palabras, tuvo los diálogos más profundos y reveladores de su vida en una lengua cuyo recuerdo le causa hasta fastidio. En un momento crítico, no se metió en las profundidades de su inconsciente en español, el idioma de su vida; ni en el inglés con el que se había divertido años tomando cervezas con sus amigos negros en un suburbio de Boston; ni en el francés de su infancia, en un campo de la pampa bonaerense. Tampoco en italiano ni en portugués, lenguas casi propias para esta escritora que ha sacudido la conciencia del habla de los argentinos en la última década. En los comienzos de los ’90, con la jubilación a la vista al cabo de 13 años de dar clases en Utrecht, Holanda, Bordelois se encontró “sin rumbo”, an...

Orgullo y prejuicio del habla rioplatense

Sebastiàn Lacunza Resulta que en el extremo sur del mundo hay un extenso territorio poco poblado, y que antes de ser país fue, al menos durante un par de siglos, bastante ninguneado por el imperio. Que desde los preparativos de su independencia, gran parte de sus intelectuales y dirigentes creyeron tener alma francesa o inglesa, jamás española. Pero más tarde, ese país recibió una gringada inconmensurable, ante lo que otra elite buscó refugio de identidad en la antes despreciada España. Hay más. Ese extraño país negó sus rasgos indígenas hasta donde pudo y fue variando a lo largo de las décadas sus complejos en relación a Europa y, la novedad, Estados Unidos . A la hora de pintar su carácter, muchos coinciden en que esta tierra es, por un lado, bastante tilinga, y por el otro, alberga una creatividad explosiva, que juega y seduce con su habla. Por todo ello y mucho más es que la variante del español que se habla en Argentina adquiere particularidades tan distintivas en cuanto a su ento...