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Globovisión: ¿golpista o víctima?


Escribe
Sebastián Lacunza 
El canal Globovisión, la única emisora de TV relevante a todas luces opositora que queda en Venezuela, cambiará de manos casi con seguridad después de las elecciones presidenciales del 14 de abril.

En un texto de esta semana, el accionista mayoritario,Guillermo Zuloaga, confirmó la probable venta a un empresario con intereses en seguros, finanzas e inmuebles. Zuloaga denunció en esas líneas que él y referentes de Globovisión han sufrido durante añosfísicos, insultos, todo tipo de vejámenes, juicios y procedimientos administrativos", sin que los "hayan logrado sacar del aire". Semejante presión, explicó, obliga ahora a vender.

A lo largo de la última larga década, han sido públicas las idas y vueltas insultantes entre esta pantalla y el chavismo, algo atenuadas en los últimos años. Los juicios y multas, promovidos a veces por orden directa deHugo Chávez, no requieren mayores especificaciones. Algunas demandas parecieron tener sustento, otras no, pero a la hora del balance, el resabio a arbitrariedad contra un adversario resulta insoslayable.

Zuloaga aporta en su nota otro párrafo revelador:"El año pasado, tomé la decisión de hacer todo lo que estuviera en nuestro poder, a riesgo del capital de los accionistas y conscientes de las implicaciones que esta actitud podría traer, para lograr que la oposición ganara las elecciones de octubre. Era la oportunidad, como venezolanos, para recuperar nuestro país. En Globovisión lo hicimos extraordinariamente bien y casi lo logramos, pero la oposición perdió.

A confesión de parte, relevo de pruebas. Los propios directivos y periodistas de Globovisión suelen presentarse como "el último canal de TV independiente de Venezuela". Tal denominación es transcripta una y otra vez en medios del mundo a la hora de hablar de la libertad de prensa en dicho país. En esta ocasión, Zuloaga especifica, con honestidad, que su canal es opositor, no "crítico", ni menos aún, "independiente". No sólo ello. El empresario reconoce que estuvo dispuesto a hacer"todo lo que estuviera"su poder para que vencieraHenrique Caprilesoctubre pasado. Dados los antecedentes del canal, ese "todo" se torna preocupante.

Una mirada desapasionada no permite lugar a dudas sobre el extremismo de Globovisión. Su apoyo al golpe de 2002, su instigación al magnicidio y su prédica desestabilizadora posterior quedaron grabados en Youtube y Google.

El problema, entonces, no es tanto que se le hayan impuesto multas a Globovisión. Podría incluso haber merecido un revocamiento o no renovación de la licencia, como ocurrió con RCTV. Acaso en países como Alemania, Suecia o Estados Unidos, un canal que promueva un golpe de Estado sería sometido a sanciones más graves que las recibidas por el canal de Zuloaga y Mezherane.

El factor que debilita la democracia venezolana y la posición chavista es que el otorgamiento de licencias de medios y la regulación de premios y castigos correspondieron a un criterio exclusivo de conveniencia política del oficialismo. Así, los abundantes medios públicos creados por Chávez han sido todo lo partidarios que se necesitó que fueran, se pactó con otros empresarios privados (Gustavo Cisneros) para que anestesiaran su militancia opositora, y se activaron todos los resortes estatales (impositivos, judiciales y administrativos) para hostigar a los que no transaron. Vale aclarar, no transaron con el Gobierno venezolano, porque en algunos casos, sí lo hicieron con el estadounidense.

Tan arbitraria fue la política de medios del chavismo, que le perdonó la vida en varias oportunidades a Globovisión, según el criterio de la Embajada de Estados Unidos. Ésta se llegó a sorprender de la osadía del canal de Zuloaga. Como si fuera funcional al oficialismo venezolano la existencia de un canal opositor extremista.

En virtud de la venta anunciada, si Globovisión cambia de orientación política, el panorama de TV de Caracas quedará con varias emisoras estatales oficialistas; algunas privadas neutrales, volcadas sobre todo al entretenimiento; y ninguna opositora.

En el juego binario del periodismo actual, cuesta afirmar que tan cierto es que el chavismo careció de una política democrática de medios, como que análisis y títulares movidos por intereses partidistas califican a Globovisión como "el último canal independiente de Venezuela".n

@sebalacunza

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