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“Obama sabe que se torturó y se opone a investigar”

Anthony Romero, director ejecutivo de la ACLU

Escribe Sebastián Lacunza
Anthony Romero
En el mediodía de ayer, mientras se celebraba el 236º aniversario de la Independencia de Estados Unidos en la Embajada en Buenos Aires,Anthony Romero, director de la organización por las libertades civiles más tradicional de dicho país, la ACLU, sentenciaba: «No tenemos mucho que celebrar. Las políticas de Obama en el tema de seguridad nacional no son diferentes de las del presidente Bush. El cambio ha sido retórico».

Además de, por ejemplo, la continuidad de la cárcel de Guantánamo y la decisión del Gobierno demócrata de no investigar violaciones a los derechos humanos cometidas en nombre de la denominada guerra contra el terrorismo, Romero puntualizó que Obama está decidiendo «unilateralmente a quién se va a asesinar a través del uso de los drones (aviones no tripulados)». La herramienta de los asesinatos selectivos en países en los que tiene lugar un conflicto bélico declarado, como Afganistán, o no, como Yemen o Pakistán, no fue utilizada en la misma medida por los predecesores de Obama, o al menos no fue admitida públicamente. «Fue la Casa Blanca la que quiso difundir que el presidente está analizando expediente por expediente a quién se va a asesinar en el exterior, para mostrar que se toma en serio la lucha contra el terrorismo», indicó el director ejecutivo de la American Civil Liberties Union (ACLU), fundada en 1920.

Romero, que llegó a Buenos Aires para participar de una reunión de organizaciones prolibertades civiles de varios países, albergada por el Centro de Estudios Legales y Sociales, enfatizó que «nadie puede ser sometido a la pena de muerte sin un proceso judicial, incluso ciudadanos americanos en el exterior». El directivo de la ACLU, citando notas de la prensa, como The New York Times, indicó con ironía que «el presidente está revisando papelito por papelito porque sólo él puede tomar tan difícil decisión de a quién se va a matar, sin proceso judicial ni ninguna capacidad legislativa del Congreso».

Gracias a que en EE.UU. existe una legislación de acceso a la información que en términos generales se cumple -al contrario que en la Argentina-, la ACLU consiguió que la Casa Blanca le entregara todos los documentos que refirieran a la tortura en los últimos años. Fueron 130.000. «Los abusos son enormes y aprobados a los más altos niveles del Gobierno (principalmente, de Bush). Los archivos documentan homicidios de encarcelados bajo control estadounidense; jóvenes de 22 años muriéndose de un ataque al corazón; menores de edad torturados, de 15, 16 y 17 años. Este presidente, sabiendo la historia de la tortura, se opone a investigarla», enumeró Romero.

El director de ACLU dijo no tener pruebas, ni archivos, pero sí «elementos para creer que el Gobierno federal torturó a un niño de 7 o 9 años porque el papá era terrorista. He hablado con la familia, que está en Irán. No es fácil, pero sé que ocurrió en Pakistán en 2004. Algún día va a salir la verdad».

¿Obama no quiso o no pudo dar vuelta la página de la era Bush, debido a las presiones nacionalistas de su propio partido o de los medios?, consultó este diario.

«Su discurso es: no pude, no me dejaron, tuve la intención. No es verdad, no quiso. El presidente me habló en una reunión y me dijo no me ayudás cuando me comparás con el presidente Bush», recordó Romero. «Lo lamento, pero cuando sus políticas no son distintas, las comparaciones son adecuadas, le contesté», rememoró.

Según dijo ayer el director ejecutivo de la ACLU, una de las funcionarias de mayor confianza de Obama, Valerie Jarrett, le advirtió que con tal nivel de crítica, la Casa Blanca iba a interrumpir la relación. Incluso, de acuerdo con Romero, por primera vez en los 92 años de la organización, algunos de sus abogados fueron investigados por un fiscal bajo acusación de «quebrantar las leyes de seguridad nacional». Para el directivo de ACLU, los únicos avances de la era Obama con respecto a la de Bush se registraron en los derechos de los gays y, en menor medida, de las mujeres.

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