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La izquierda en su laberinto

Debate entre tres candidatos de ese sector en la Ciudad que gobierna Mauricio Macri desde 2007.

El 27 de octubre se medirán en la Capital Federal varias fuerzas de izquierda que aspiran a ocupar bancas en la Legislatura. Una decena de partidos y frentes que van del trotskismo duro al centroizquierda suave, atravesados algunos de ellos por variantes peronistas, buscan sentar las bases para cambiar, en 2015, el color político de una ciudad que se presume progresista y hace seis años es gobernada por Mauricio Macri. A la luz de los resultados electorales de la última década en la cosmopolita Buenos Aires, lo cierto es que las propuestas del centro a la derecha concitan un piso de un tercio de los votantes y un techo que se torna abrumador para el extenso abanico antimacrista. Con el recorte arbitrario que supone tener que elegir entre tantos postulantes, VIERNES convocó a debatir a los tres primeros candidatos a legisladores de este sector: Pablo Ferreyra, hermano del militante trotskista asesinado en 2010 y representante de la variante kirchnerista Alternativa Popular; Rafael Gentili, exaliado de Pino Solanas, de Sumar Izquierda Democrática (nueva fuerza sin referentes nacionales); y Marcelo Ramal, del Frente de Izquierda que hegemoniza el Partido Obrero. 
Entrevista de Sebastián Lacunza y Luciana Bertoia

Viernes: ¿Es estimable que Mauricio Macri estará feliz con la dispersión entre una decena de frentes opositores que se definen de izquierda o centroizquierda? 
 Rafael Gentili: Sí, claramente y eso pasa porque se priorizan las diferencias nacionales por sobre los acuerdos que se pueden construir en la agenda local. Nosotros estamos convencidos de que, en la Ciudad de Buenos Aires, hay que conformar una fuerza política con vocación de gobernar, aunque no estén todos sus integrantes alineados en la fuerza política nacional, para ganar con una fuerza de tinte progresista y popular a un Gobierno como el de Mauricio Macri o el sector que pueda estar en su reemplazo en 2015. En eso trabajamos. Un rasgo distintivo en nuestra lista es que no todos vamos a votar lo mismo nacionalmente.
Pablo Ferreyra: Coincido con Rafael pero, a la vez, creo que, al menos la lista de Alternativa Popular (AP) buscar articular un espacio, un frente electoral, que está compuesto en un alto porcentaje por organizaciones que no provienen del kirchnerismo, que tiene una vocación frentista, incluso anterior al Gobierno de Macri. La lista se define geográficamente en los límites de la Capital Federal; busca instalar problemáticas como la de la vivienda en las capas medias y bajas que son las que más sienten el problema del boom inmobiliario. También, nos enfocamos al transporte, en pensar en una campaña que ponga el foco en agilizar el transporte y en el subte, una de las problemáticas que el macrismo no ha sabido tratar. También nos preocupa el trabajo precario, que es una cuestión que AP va a tener como prioridad en su programa. Si bien la lista es una colectora kirchnerista, no significa que busque solamente votos dentro del espectro kirchnerista. Busca abrir la discusión con otras organizaciones que sostienen una lucha constante contra el macrismo.
 Marcelo Ramal: Pensar que una elección en la Ciudad pueda entenderse como una cuestión local, francamente, es incompatible con el propio desarrollo de este proceso político y electoral. En esta elección en la Capital, se juegan grandes alternativas nacionales. Nosotros no ocultamos nuestro entroncamiento. En esta elección, somos la expresión del Frente de Izquierda (FIT), la fuerza que sacó casi un millón de votos en el país, que se erigió como cuarta fuerza nacional y que claramente busca plantear una alternativa política frente a una crisis de fondo, que está relacionada con el agotamiento del kirchnerismo y con la posibilidad, para nada favorable, de que ese agotamiento termine en una reedición de los herederos de (Carlos) Menem o de la Alianza. En la Ciudad, desde hace muchos años, hay un debate acerca de cuál es la orientación social de la Ciudad: una Ciudad expulsiva, que no arraiga al que trabaja en ella, que ha priorizado la especulación inmobiliaria, que ha priorizado la confiscación impositiva a los trabajadores. El núcleo duro de esa Ciudad viene desde (Fernando) de la Rúa, siguió con Aníbal Ibarra, con (Jorge) Telerman y se acentúa enormemente con Macri. Hay una izquierda, que representa nuestro Frente, que ha llevado a cabo una oposición sistemática a este modelo de ciudad, y un centroizquierda que viene disgregándose, probablemente por la nefasta experiencia del Gobierno de Aníbal Ibarra.
 V.: Al respecto, se constata el ciclo de desgajamientos y desilusiones de alianzas que nacen progresistas y se corren luego al centro. Pasó con el Frente Grande, la Alianza, los partidos de Carrió y ahora el de Pino Solanas; pero lo cierto es que los desprendimientos duran poco.
R.G.: Todas las experiencias de izquierda o centroizquierda han renunciado sistemáticamente a la posibilidad de gobernar la Ciudad. Yo, que llevo ya treinta años de militancia en la izquierda ni peronista ni radical, estoy cansado de apostar por éxitos electorales en legislativas y fracasos en ejecutivas. Ponemos como principal objetivo la constitución de una fuerza que gobierne la Ciudad, no con una visión municipalista. Tenemos una visión del mundo y de la política nacional, pero creemos que, en esta coyuntura, lo que se necesita para gobernar Ciudad de Buenos Aires con tinte progresista y popular no se encuadra en las ofertas nacionales. Es una ciudad que tiene el PBI per cápita más alto de América Latina y a pesar de eso, año tras año, las condiciones de vida del ciudadano medio han empeorado, se han desaprovechado diez años de un presupuesto fabuloso sin que sea visto en obras o mejoras en la vida de todos nosotros. Seguir teniendo el atajo de las peleas nacionales es una excusa que ya no es válida.
 V.: ¿Cómo ven la alternativa de UNEN, que también se presenta como centroizquierda y con la que supuestamente compiten? 
 R. G.: No me interesa adjetivar lo que hacen los demás. Pudimos estar ahí y decidimos no estar porque creemos que eso es un éxito electoral hoy para terminar siendo un fracaso mañana. No estoy dispuesto a seguir apostando a ese tipo de construcción.
M.R.: Para sintetizar, diría que lleva a un crítico de la privatización petrolera como (Fernando) Pino Solanas y a una apologista de la privatización menemista del petróleo como María Eugenia Estenssoro. Me pregunto cuál es la consistencia de ese frente. Refleja que hay una crisis no sólo del partido gobernante, del kirchnerismo, sino que también abarca a una parte sustancial de la oposición.
 P.F.: A través de la fragmentación y el corrimiento hacia posiciones de centroderecha que representa UNEN, se deja a un sector de la población sin oferta electoral. La opción que yo encabezo busca pensarse como una alternativa para esos porteños que pueden ir detrás de una candidatura de Pino Solanas a nivel nacional, pero que en el acuerdo con (Elisa) Carrió se sienten estafados. Nos da la posibilidad a nosotros a intervenir porque esa porción de la CBA siente esta desprotección.
M.R. Desde que asumió Macri -la derecha- existió una ilusión vinculada con un posible frente antimacrista. Esto tropezó con límites muy claros. Como ilusión se derrumbó definitivamente en diciembre del año pasado, cuando el kirchnerismo votó en bloque junto con Macri las leyes que determinaron la enajenación de tierras más grande de la historia de la Ciudad de Buenos Aires, cuando se votó la entrega de las 38 hectáreas del Parque Roca para una federación empresarial, cuando se viabilizó el proyecto Santa María en la Reserva Ecológica y en contrapartida se habilitó al Gobierno el Polo Audiovisual y un apellido como hilo conductor de un pacto de negocios. A partir de allí, el problema del macrismo en la Ciudad de Buenos Aires debe ser replanteado. Acá hubo una cogestión, un cogerenciamiento, leyes de la Ciudad han sido votadas en común. Por ejemplo, en la suba del ABL, hubo toda una parte del centroizquierda que acompañó. Ese acompañamiento forma parte de la desintegración del centroizquierda. El FIT se presenta con un enraizamiento muy fuerte en las luchas sociales de la Ciudad.
R.G.: No pasó solamente en diciembre de 2012. Se vino dando en la Legislatura desde la asunción misma del Gobierno de Mauricio Macri y tiene que ver con la definición del kirchnerismo de entregarle la Ciudad a Macri: en la votación del Presupuesto, en todos los negociados en la Legislatura en el conflicto del subte, que ha tenido un acompañamiento transversal del kirchnerismo pero también de muchos de los partidos que hoy conforman UNEN (el Partido Socialista, la UCR). Hay que hacer un programa progresista y popular y unir a la gente que esté dispuesta a llevar a cabo ese programa, subordinando las diferencias y yendo para adelante. Yo me imagino a la gente de la izquierda más dura hasta inclusive gente de la Coalición Cívica. No es un disparate.
V.: ¿Hasta qué punto dificultan, a la hora de enarbolar un discurso de izquierda, por ejemplo, el viraje pro mano dura en la provincia de Buenos Aires? 
P.F.: Es un escenario complejo. La lista de AP tiene una identidad, no sólo por la militancia de sus integrantes sino por la elaboración un programa propio con la característica de ampliar una agenda del Frente para la Victoria (FpV, que postula a Jorge Taiana). Por eso me decidí a asumir este desafío. No tenemos ningún prurito a la hora de plantear diferencias a la política de seguridad, por ejemplo, señalando mi crítica profunda a algunos de los debates que se están dando como la baja de la edad de imputabilidad. También tenemos un terreno como el de la Ciudad de Buenos Aires, donde el macrismo no tiene diseñada ninguna política de seguridad, salvo por un culto a la tolerancia cero, como se ha visto en el Hospital Borda, en la sala Alberdi o el Parque Centenario. En la Ciudad también debemos generar una discusión por izquierda. Hay un diálogo con el kirchnerismo, con su transformación estructural. Reconocemos la huella que deja en la juventud, pero planteamos una profundización, incluso una crítica. Para nosotros, esto significa la posibilidad de decir que la Ciudad de Buenos Aires se disputa teniendo una mirada mucho más política sobre el distrito, que escape de la mirada mercantilista del macrismo, pero que nos permita generar una discusión sobre las propuestas de gestión. El kirchnerismo representa un interrogante vacío y una lista de este tipo puede generar que ese interrogante sea llenado por izquierda, con una agenda que busque profundizar las conquistas populares de estos años.
M.R.: Valoro el panorama que trazó Rafael. Hemos tenido una versión ampliada de esos pactos hace poco en el Congreso nacional, cuando se votó la apertura del canje de deuda a favor de los fondos buitre: el kirchnerismo, con el apoyo del PRO y de una buena parte de UNEN. A lo largo de estos diez años, el kirchnerismo sostuvo una estrategia de rescate del gran capital. Por otro lado, la derecha nos inoculó en los últimos años una manía que es una invocación a la "gestión", como algo desangelado, sin ideología. Toda gestión representa una determinada orientación social. Por ejemplo, el subte bajo la gestión macrista es un factor de confiscación impositiva. Es decir, quienes viven cerca de las estaciones de subte tienen que pagar más ABL. Mientras el subte se extiende, hay una valorización inmobiliaria, que no representa una mayor riqueza para el propietario de la vivienda única pero el Estado se apropia de esa valorización para financiar el subte. Entonces, vecinos y trabajadores financian el subte, pero no lo hace el capital inmobiliario-financiero. Ésa es la gestión capitalista de la Ciudad, nosotros estamos a favor de una anticapitalista.
V.: Ustedes formaron un partido nuevo que va a tener problemas de visibilidad en medio de la campaña, dado que además no tienen respaldos nacionales. ¿Cómo harán competitiva su propuesta en términos electorales? 
R.G.: Nosotros siempre planteamos lo que estamos planteando. Las circunstancias hicieron que el Movimiento, no el partido, Proyecto Sur sistemáticamente boicoteara lo que estamos enunciando. El Movimiento fue siempre una fuerza local, que tenía que confluir con otras expresiones, a nivel nacional, en el mismo corredor político: el socialismo en Santa Fe, Margarita Stolbizer en la provincia de Buenos Aires, puede ser Luis Juez en Córdoba. Esto se desechó y los resultados están a la vista: tenés que confluir con fuerzas más conservadoras, más tradicionales como el radicalismo, que terminan absorbiendo todo lo que tenías como fuerza transformadora. Ante las decisiones que tomaron los otros, dejamos de esperar que los líderes en los que confiábamos lleven adelante la fuerza, porque no les interesa hacerlo. No les interesa gobernar la Ciudad. Son los posicionamientos nacionales los que llevaron, por ejemplo, a María Elena Naddeo, segunda en la lista de Alternativa Popular, a votarle todo el paquete de leyes en diciembre. Son los posicionamientos nacionales los que hicieron a compañeros de Proyecto Sur votar la ley de libertad de expresión que trajo Macri para evitar la aplicación de la ley de medios, que nosotros votamos en el Congreso nacional. Peleamos para que todas las listas que compiten para la Legislatura vayan en listas separadas.
 V.: Usted sostiene que la izquierda no entiende al kirchnerismo. ¿El kirchnerismo entiende o permite una construcción por izquierda? 
P.F.: Yo estoy seguro de que sí. Para mí, AP es una lista de la izquierda kirchnerista. Para mí, el kirchnerismo representa la izquierda. Yo digo que la izquierda partidaria hace un análisis errado del kirchnerismo. Podemos vincular dos experiencias: 2001 y ese protagonismo popular en un momento de crisis de la representación partidaria y de crisis económica y el discurso a partir del kirchnerismo, que representa un orden frente a 2001 pero también una ruptura como discurso político. Yo critico muchas veces del Partido Obrero su testimonialidad y lo mismo pienso de las propuestas de Marcelo, que buscan nacionalizar una elección. Lejos de querer provocar, sí creo que el kirchnerismo interpela a la izquierda y lo vino haciendo en los últimos diez años.
R.G.: Hay todo un debate sobre si el kirchnerismo es la izquierda y no lo es. Afortunadamente no le regalamos ese lugar a Aníbal Fernández, a (Juan Manuel) Abal Medina, a (Guillermo) Moreno, a (Amado) Boudou, a (Juan) Cabandié. Sí creo que llevan a un buen representante de la izquierda peronista como es (Jorge) Taiana.
M.R.: La gran derrota estratégica del kirchnerismo es la emergencia de una izquierda a la izquierda del kirchnerismo y esto es el significado del millón de votos que tuvo el FIT. Ahí queda clara la no testimonialidad del FIT. Desde la misma emergencia del kirchnerismo, nosotros ejercimos un trabajo muy tenaz: una lucha en los sindicatos con la tercerización, contra las paritarias con techo y la alianza del kirchnerismo con la burocracia sindical. El kirchnerismo gobernó diez años con (Hugo) Moyano y con (José) Pedraza. Nosotros somos testimonio vivo de la oposición y que hoy está peleando tener un bloque en el Congreso.
V.: Un dato es que hace tiempo los dirigentes del Partido Obrero encontraron espacio en los medios de Clarín y palabras hasta amables en medios conservadores. ¿Ello les merece alguna reflexión? 
M.R.: El lugar que nosotros tenemos en los medios es infinitamente inferior a nuestra participación en la lucha social del país. Además, cuando el kirchnerista va a TN está abriendo la bandera nacional y popular en "la corpo". A nosotros nos critican.
V.: La diferencia era, al menos hasta hace poco, el trato recibido. No eran condiciones normales de una entrevista cuando un kirchnerista iba al canal de noticias más importante.
M.R.: Nuestra participación en cualquiera de las expresiones mediáticas no tiene proporción. Nunca fuimos a 678 porque nunca nos invitó.
@sebalacunza @LucianaBertoia

RAFAEL GENTILI Ciudad de Buenos Aires, 15 de marzo de 1969.
Educación: Colegio San Agustín (primario); Instituto Libre de Segunda Enseñanza (ILSE, secundario); Derecho (UBA).
Diarios: Clarín, Perfil y La Nación.
Está leyendo: El Hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura.
En 2003 votó a: Carrió.
Lanata o Víctor Hugo: Si es la única opción, apago.

MARCELO RAMAL Flores, Ciudad de Buenos Aires; 13 de octubre de 1954.
Educación: Escuela Argentina Modelo (primario y secundario) y Economía (UBA).
Diarios: Buenos Aires Herald, Ámbito Financiero, Clarín, La Nación y Tiempo Argentino.
Está Leyendo: No logo, de Naomi Klein.
En 2003 votó a: Altamira (PO).
Lanata o Víctor Hugo: Lanata.

PABLO FERREYRA Sarandí, Avellaneda, 7 de septiembre de 1979. 
Educación: Escuela N°10 Ricardo Gutiérrez (primario); EEM N°11 (secundario); Casa de la Cultura; Escuela de Educación Fotográfica de Avellaneda (terciario).
Diarios: Página/12 y La Nación. Está leyendo: Honrarás a tu padre, de Gay Talese.
En 2003 votó a: Altamira (PO).
¿Lanata o Víctor Hugo?: Víctor Hugo.

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